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La Devoción a Nuestra Señora de Los Ángeles en Costa Rica
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Hist. Sonia Lucrecia Gómez Vargas
Centro de Investigación y Conservación
del Patrimonio Cultural.
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INTRODUCCIÓN:
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En 1635 fue hallada la imagen de piedra a la que el pueblo, primero
cartaginés, y luego de todo el territorio nacional, ha tributado devoción,
considerándola como representación material de la Virgen María y a la que le
han atribuido grandes milagros y favores, y a pesar de todos estos años el
fervor hacia ella no ha desaparecido, por el contrario, con el paso del
tiempo cada vez va más en aumento, generación tras generación, el pueblo
costarricense y las autoridades civiles y eclesiásticas le han dado siempre
un lugar de honor, al punto de tenerla como Patrona de la Nación.
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Este testimonio presente y palpable del fervor mariano de nuestro
pueblo, constituye a la vez parte del patrimonio cultural intangible de los
costarricenses, por ello, nos unimos a la celebración más grande de los
católicos de este país, presentando algunos anexos de una investigación sobre
la trayectoria histórica de la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles (El
documento "LA BASÍLICA DE LOS ÁNGELES AYER Y HOY" puede ser consultado en la
Unidad de Información Documental "Luis Ferrero Acosta" del Centro de
Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural".) elaborada en el
Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural.
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Fotografía tomada del Libro
"Tricentenario de Nuestra Señora de Los Ángeles,
Patrona Oficial de Costa Rica, 1635 -1935".
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SOBRE EL VALOR PATRIMONIAL DE LA BASÍLICA DE LOS
ÁNGELES:
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El culto a la Virgen de Los Ángeles constituye la característica más
importante de la religiosidad costarricense.
Esto es demostrado año con año por los miles de fieles que acuden
hasta la Basílica a hacer su profesión de fe, por ello, ésta es considerada
el Santuario Nacional por excelencia.
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Ilustración de Siglo XIX que muestra una
aproximación a como lucía
el Templo de la Virgen de los Ángeles en ese
momento.
Fuente: "Costa Rica en el Siglo XIX".
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Santuario de la Virgen de Los Ángeles a finales del
siglo XIX.
Foto: Archivo Histórico Arquidiocesano.
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El valor histórico y arquitectónico de la Basílica de Nuestra Señora
de Los Ángeles es innegable. Valor
histórico porque ésta alberga a la imagen de piedra hallada, según la leyenda,
allá por el año de 1635 sobre una piedra
en las afueras de la otrora señorial ciudad capital de Costa Rica,
Cartago, y que la tradición popular atribuyó a la Virgen de Los Ángeles; este
valor histórico también se lo confiere su antigüedad y la trayectoria
histórica de su construcción y el valor arquitectónico lo imprime su diseño,
estilo arquitectónico, escala urbana y materiales utilizados en su
construcción.
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Elementos considerados para que esta edificación fuera declarada e
incorporada al Patrimonio Histórico - Arquitectónico de Costa Rica, por medio
de la Ley N° 7555 y luego declarada Monumento Nacional por la Asamblea
Legislativa.
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El Templo de la Virgen de Los Ángeles, hacia 1935.
Foto: Archivo Histórico Arquidiocesano.
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Interior de la Basílica de Los Ángeles, en la
actualidad.
Foto: Unidad de Información Documental de Patrimonio
Cultural. (U.I.D.P.C. - C.I.C.P.C.)
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SOBRE LA LEYENDA DEL HALLAZGO:
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El tema sobre la leyenda del hallazgo de la imagen de la Virgen de los
Ángeles y su devoción ha sido ampliamente estudiado, al punto que varias
tesis de grado y postgrado han sido escritas con ese objeto. Comenzando desde la segunda década del
siglo XX, en que don Eladio Prado Sáenz se convirtiera en lo que a él mismo
le gustaba llamarse "Caballero Mariano" o historiador de su culto, pasando
por el exhaustivo y excelente trabajo de colección documental; hecho
histórica y científicamente en la década de los cuarenta por Monseñor Víctor
Manuel Sanabria Martínez y terminando con las últimas recopilaciones hechas
por los Pbros. Víctor Arrieta, José Alberto Quirós y Luis Pacheco, o las
elaboradas por el Dr. Franco Fernández y el historiador Carlos Alberto
Oreamuno, el trabajo literario de Alfonso Chase y la aproximación a la mentalidad
religiosa de Costa Rica hecha por José Daniel Gil a partir de la
investigación sobre el culto a la Virgen de Los Ángeles.
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No obstante todas estas investigaciones y recopilaciones publicadas
existen aspectos que comúnmente para muchos son desconocidos o mal
interpretados, por ello, creemos pertinente aclararlos.
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¿APARICIÓN O HALLAZGO?
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El primer aspecto se refiere a la palabra "aparición" con la que la
mayoría de las personas se refieren a lo acontecido, se supone allá por 1635,
y es que, según su significado, ésta se refiere a la acción y efecto de
aparecer y /o a la visión de un ser sobrenatural o fantástico, en tanto que
"hallazgo", se refiere a la acción y efecto de hallar, o dar con una persona
o cosa sin buscarla o buscándola. Así
entonces, considerando que la imagen de piedra fue encontrada (la misma
varias veces) y luego no volvió a desaparecer, es más apropiado referirse a
esto como hallazgo y no como aparición, como muy acertadamente lo hacía
Monseñor Sanabria, quien se refería a Ella como "la encontradiza".
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¿LEYENDA O TRADICIÓN?
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Acerca de este hecho se habla tanto de "leyenda" como de
"tradición". Al respecto, la leyenda
es la relación de sucesos, generalmente, con un fondo real desarrollado y
transformado por la tradición, en tanto que ésta se refiere a la transmisión
oral de hechos históricos, doctrinas, costumbres, etc., hecha de generación
en generación y que prevalece de una a otra.
A pesar de lo seria y científicamente tratada la colección documental
hecha por Monseñor Sanabria, éste, como él mismo lo afirma, no queriendo
quebrantar "las taxativas disposiciones
canónicas acerca de la materia", pero sin faltar a "la seriedad histórica ni
a la severidad crítica" (Sanabria: 1945, p. 19) hace una propuesta de interpretación
de los sucesos, de manera tal que concluye en que lo más acertado sería
tomarla como tradición y no como leyenda, pero si nos apegamos estrictamente
al significado de una y otra, entonces lo más correcto sería tenerla como
leyenda y no como tradición, por lo que a continuación exponemos.
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Desde el año 1635 (fecha oficial del hallazgo, que aun no sabemos
certeramente si es la misma que la histórica), el relato de esos hallazgos
fue transmitido de generación en generación de forma oral, hasta casi finales
del siglo XIX, en que Monseñor Bernardo Augusto Thiel publicó sus "Datos
Cronológicos para la Historia Eclesiástica de Costa Rica", en la Revista "El
Mensajero del Clero", entre 1896 y 1901, en los que fue intercalando los
datos históricos relativos a la Virgen de Los Ángeles, y a su Santuario. Hasta entonces, la tradición no se había
asentado aun. Antes de esto algunos
habían publicado algo al respecto como el Pbro. Domingo Juarros en 1809, un
autor desconocido, que según Sanabria podría haber sido el periodista francés
Adolfo Marie que publicó antes de 1859 y luego Thomas Francis Meagher que lo
hizo entre 1859 y 1860, pero dichas publicaciones llegaron a muy pocas manos
por lo que no tuvieron una amplia divulgación o conocimiento de ellas.
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Entre los primeros relatos que circunscriben la tradición o leyenda
en forma definitiva se encuentran el del Pbro. Miguel Bonilla de 1826, el del
Pbro. José Brenes, escrito probablemente en 1878 o poco después, pero que hasta
entonces no habían sido publicados y por el contrario, permanecían más bien
relegados en algunos archivos particulares.
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Fue el Pbro. Víctor Ortiz quien divulgó primeramente los datos de la
tradición en un folleto publicado en 1904, titulado "Piadosa Tradición
Histórica de la Aparición de Nuestra Señora de los Ángeles, en la ciudad de
Cartago".
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Como fuera, la mayoría de los datos referidos en unos escritos u
otros no fueron tomados de fuentes documentales, sino del "caudal no siempre seguro de la tradición
oral" (Sanabria: 1945, p. 17).
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Por otra parte, el mismo Monseñor Sanabria, en su Documenta Histórica
Beatae Mariae Virginis Angelorum y muchos otros documentos históricos nos
brindan una explicación humana a los sucesos acontecidos hacia 1635, y es la
siguiente: tanto las autoridades religiosas como las políticas estaban
interesadas y más aun podríamos decir, necesitadas, de reunir en un solo
lugar a los negros, pardos y mestizos bajos que habitaban en las montañas y
parajes alejados del centro de la ciudad, unos por el peligro de que se
aliaran con los piratas invasores y para tener a su alcance la mano de obra
necesaria para desarrollar su ciudad capital, trabajaran sus cosechas y así
les dieran a ellos de comer, es decir, sacar provecho de éstos; y los otros
para convertirlos a la fe cristiana o "atender el cuidado espiritual de sus
almas", con el mismo propósito de los primeros. De tal forma que Sanabria indica que "Era de necesidad fabricar una ermita para
ellos, y poblarlos al alcance de la solicitud pastoral del párroco, y
conociendo como debía conocer el Padre Baltasar de Grado, la psicología de
aquella gente, no es imposible que haya echado mano al piadoso recurso de
colocar una imagen en el sitio escogido para la población, para despertar el
interés de los pardos. Esta sería una
explicación muy posible y de acuerdo con las realidades" (Sanabria:
1945, p. 59) (el subrayado es nuestro).
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Esto pues, nos da más fundamentos para afirmar por una parte de que
se trata de un hallazgo y no de una aparición y que al ser la leyenda la
relación de sucesos, generalmente, con un fondo real desarrollado y
transformado por la tradición, los sucesos de 1635 bien podrían ser conocidos
como tal.
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Lo relatado anteriormente nos lleva a otro aspecto que debe ser
aclarado y es que muchos se refieren a estos hechos como ocurridos en la
"Puebla de los Pardos", pero si nos apegamos a la fecha oficialmente conocida
en que éstos ocurrieron, tenemos que para entonces ésta no existía como tal,
pues en esos años dicho lugar era conocido como "la gotera" o ejidos de la
ciudad (campo común del pueblo, lindante con él, donde solían reunirse los
ganados y establecerse las eras). No
fue sino hasta que entre 1651 y 1655, durante la Gobernación de Juan
Fernández de Salinas y Cerda, que se da el primer intento de poblar
oficialmente a los pardos (negros, mestizos bajos y mulatos) que se
encontraban dispersos por los contornos de la ciudad en el paraje del
hallazgo. Así, "de la población de los pardos en aquel sitio, se originó el nombre
de "la Puebla de los Pardos" con que en adelante se designó el paraje".
(Sanabria: 1945, p. 293) y no antes como algunos creen o lo mencionan al
referirse al lugar donde fue hallada la imagen.
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Aclarados estos puntos, transcribimos la leyenda del hallazgo de la
imagen y la descripción de la misma.
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TRANSCRIPCIÓN DE LA LEYENDA DEL HALLAZGO DE LA
IMAGEN DE LA VIRGEN DE LOS ÁNGELES.
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A esas horas dice una piadosa tradición-, que una leñadora, una joven
mulatita, llamada Juana Pereira, según parece, salió a buscar leña para su
hogar. Encontró con gran regocijo de
su alma, sobre una piedra muy grande, una imagencita, como de una cuarta de
alto, de color moreno, tallada en piedra, representando a la Santísima Virgen
María con el Niño en los brazos.
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La jovencita, loca de contento, llevó la imagen a su casa,
guardándola dentro de una canastilla.
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Al día siguiente volvió a recoger leña y sobre la misma piedra,
encontró la imagen de la víspera.
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Creyendo que era otra, volvía muy contenta a su casa, pensando que ya
tenía dos imágenes, cuando, al abrir la canastilla; con estupefacción de su
parte, notó que no estaba; es decir, que ya no estaba la que había traído el
día anterior. De esta vez aseguró bien
la imagen bajo llave, pensando que alguien se la había llevado al bosque.
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Al tercer día, volviendo a la selva y sobre la misma piedra, volvió a
encontrar por tercera vez la imagen de la "Negrita".
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En esta ocasión, turbada y temerosa, corrió con la imagencita a su
casa, abrió el cofre y constató que la "otra" ya no estaba.
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Presurosa se dirigió a casa del señor Cura, le contó lo que pasaba y
le entregó la imagen. El señor Cura,
sin darle importancia al asunto, la guardó; pero, cuando al siguiente día
quiso examinarla con detención, la imagen había desaparecido. Se fue al bosque "Tata Cura" y en
la piedra antes dicha, la encontró. Se
la trajo y de esta vez la guardó en el propio Sagrario, con Jesús
Sacramentado.
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Pasó ese día. Celebraba el
Padre Cura o el Coadjutor la Santa Misa.
Cuando fue a dar la Comunión, notó lo de siempre: ¡la imagencita había
huido!
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Después de la Misa acompañado de otros sacerdotes, fue a la piedra; allí
estaba la Señora; porque Ella quería que allí mismo le levantaran su iglesia.
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"La Negrita" quería hacerles ver a "los blancos"
que "negros" o "blancos" todos somos hijos de un mismo
Dios y por consiguiente, hermanos.
Quería ser el Norte de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Cartago;
quería ser Ella "la Reina de los Ángeles"; la Reina también de
"los Pardos" y Reina de los ticos.
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Cfr. Eladio Prado-Breve Historia. Tomado de: Arrieta, Víctor
Manuel. La Basílica de Nuestra
Señora de Los Ángeles Consagrada.
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Foto tomada de: Oreamuno Toledo, Carlos Alberto.
Nuestra Señora de Los Ángeles, Patrona y Reina de
Costa Rica, 1999.
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TRASCRIPCIÓN DE LA DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN DE
NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES.
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A primera vista, la imagen venerada de Nuestra Señora de los Ángeles,
parece una custodia o uno de esos antiguos y riquísimos relicarios de las
catedrales de Europa.
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Sobre un pedestal de plata, semejando un medio mundo, se levanta una
azucena, también de plata, que tiene en sus pétalos pequeños angelitos de
oro; sobre la azucena descansa una media luna y frente a ella un serafín de
oro con las manos levantadas en actitud de sostener el manto de oro.
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Cuajado de finísimas y valiosas joyas, un manto de oro cubre todo el
cuerpo de la Virgen y del Niño Jesús.
El rico manto remata en una pequeña corona de oro, rodeada de nueve
estrellas de filigrana.
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Alrededor del manto, semejando un ostensorio, un conjunto de rayos de
oro completan el adorno de la venerable imagen.
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Sobre estos rayos, está colocada la valiosa corona de oro y pedrería,
con que fue solemnemente coronada la Patrona de Costa Rica. De la corona al pedestal habrá poco más o
menos un metro de altura.
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La imagen en sí es pequeñísima.
Es quizá la más pequeña de las imágenes famosas de María, ¡Qué
coincidencia! Pequeña es la imagen
como es pequeña Costa Rica en su territorio.
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La imagen es de piedra, parece granito, piedra de mina o jade.
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Las manos que comenzaron a labrarla no la terminaron y la dejaron tan
sólo apenas bosquejada, pero se advierten bien las facciones del moreno
rostro; de ahí que se le llame la Negrita; aunque el color es de un verde
oscuro, se advierten bien delineados los labios, la nariz y los ojos. Se ve que se le quiso tallar a la imagen
una túnica en la misma piedra.
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En su brazo izquierdo, la Virgen sostiene al Niño Jesús. Lo mismo se advierte en el Niño: se le
comenzó a tallar el vestido en la misma piedra. La Virgen inclina un poco la cabeza hacia
el Niño. El Niño, dulcemente se
recuesta sobre el brazo amoroso de su Madre y levanta la mano derecha sobre
el pecho virginal en actitud de bendecir o de señalar el Corazón Inmaculado
de su Santísima Madre, refugio de pecadores.
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De la cabeza de la Virgen pende un manto, apenas delineado en la
misma piedra y parece cubrir el resto de la antiquísima escultura.
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Tomado de: Arrieta, Víctor Manuel.
La Basílica de Nuestra Señora de Los Ángeles
Consagrada.
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Foto tomada de: Oreamuno Toledo, Carlos Alberto.
Nuestra Señora de Los Ángeles, Patrona y Reina de
Costa Rica, 1999.
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Para
mayor información:
Unidad
de Información Documental de Patrimonio Cultural "Luis Ferrero".
Centro
de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural
Ministerio
de Cultura y Juventud
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