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Maríanela y yo

 

Sra. Prudence Bellamy Richards.

Limón, Limón.

 

 

Corría el año 1979.  Yo iba a San José semanalmente para recibir terapia con un Otorrinolaringólogo.  Me hospedaba en casa de una amiga que tenía una hija de seis años y medio de edad.

 

Era una niña rubia de ojos claros.  Una noche mi amiga le llamó la atención por algo que hizo.

 

Inmediatamente la niña llegó a la puerta de mi cuarto tocando.

Le abrí y la invité a pasar.  Se sentó y me dijo "¿verdad que Eli no es mi mamá?

 

¡Claro que Eli es tu madre! _ le dije yo.

¡No!  Me respondió ella.  "Eli solo es mi amiga"  "Yo quiero que tú seas mi madre".

Sonreí y la abracé contestándole que para mí sería un honor, pero explicándole que ya tenía mamá y que era imposible que yo jugara ese papel en su vida ahora.

 

Además le dije yo: Si yo fuera tu mamá tendrías que tener el color de mi piel y vivir en Limón.

 

Después de esto, me vine para Limón para pasar mi fin de semana.

 

Pero al regresar el lunes en el primer vuelo, llegue a la casa de Marianela_así se llamaba la niña_ antes de que ella saliera para la escuela.

 

Sentada en la sala con su mamá, llegó a saludarme y a decirle a su madre que ella quería limpiar sus zaparos.  Su madre le dio el permiso de hacerlo.

 

Tardó más de la cuenta limpiando sus zapatos.  Al llamarla diciendo que se apurara porque se estaba haciendo tarde, salió.

 

Al salir se fue directamente a un espejo y con una exclamación de dolor y de tristeza, con sus ojitos color miel llenos de lágrimas, exclama  ¡Pero si este no es el color de Pru!