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"Una misa, un partido, una multa"...

 

Sr. Rafael Antonio Ávalos Mena.

Fael Solava.

León Cortés Castro.

 

Si no exploramos bien nuestro trabajo la Naturaleza nos la cobra a su debido tiempo.  Para verdades el tiempo...

 

Aquella mañana, fresca, alegre, como alegre es la vida del joven; salí de la casa muy temprano con el fin de asistir a la misa de ese domingo, no sabía desde luego lo que me esperaba...

 

Terminada la misa, como de costumbre seguía el tradicional partido de fútbol, entre equipos de la misma comunidad, esto era algo que domingo a domingo se realizaba; toda la comunidad lo esperaba por ser uno de los pocos motivos de distracción que tenía la Comunidad.  La gente buscaba el mejor lugar para ver el cotejo, era interesante ver como personas de diferentes edades se reunían y discutían diferentes tópicos; generalmente se ubicaban debajo de un enorme pino que estaba a la orilla de la plaza, había sido traído de El Salvador..., lo cortaron fue una lástima... era todo un símbolo...

 

Pero vamos a otra cosa... terminado el encuentro dirigí mis pasos al salón de la esquina a tomar un refresco para luego regresar a mi casa.

 

En el trecho de la plaza al Salón me encontré con un conocido de esta localidad, conversamos algo del partido: mientras nos servían el refresco, se acercó a la mesa un joven que luego de medio saludar inició una serie de insultos para el compañero, este no quiso contestar... eso parece que molesto mas al joven... y no fue cuento luego de ir a tomar algo volvió de nuevo y se le tiró encima al compañero... de inmediato la policía que estaba ahí cerca intervino... pero lo curioso del caso fue que el policía se llevó preso al compañero que no estaba metido en el asunto... parece que entre ambos había alguna rencilla, y el policía también era medio pariente del otro... en fin... viendo la injusticia y tratando de hacerle ver al policía el error en que estaba, le puse al tanto; lo que me dijo... fue... quítese si no quiere que lo encierre también... Al rato fui a ver sí en algo le podía ayudar; llevándole comida o algún abrigo pero me dijo que no, que los familiares de él le llevarían...

 

Como a la tres regresé a mi comunidad ya que trabajaba en un distrito... no volví a pensar en lo sucedido; creí que eso era todo... pero estaba equivocado al poco tiempo recibí una cita de la Comisaría.

 

Me asuste porque no soy de este lugar y auque no tenía, ni he tenido problemas con la Justicia me apresuré a comparecer para ver de que se trataba...

 

Mi sorpresa fue enorme... el policía informó al Secretario que obstaculice la acción de la autoridad; el Secretario informó al Jefe Superior de él; y este pasó el dato al Alcalde, el cual me citó.  Le hice ver al Jefe lo sucedido; que nosotros no iniciamos ningún pleito que era el joven que había llegado el que inició todo, pero no valió... el que ellos me conocieran desde hace varios años... pero nada...

 

Fui a la Alcaldía y luego de las explicaciones del caso la cosa siguió igual, el Alcalde me condenó a pagar trescientos colones y que lo hiciera rápido y calladito, porque debido a el trabajo mío no me convenía apelar la pena... y así no quedaría fichado; fui al Banco y pague con el dolor de mi alma porque era casi la mitad de mi sueldo de un mes.  Lo pague porque estaba asustado y no conocía de leyes.  Pero al pagar aquella injusticia dije que... Dios les pague... Vean lo que pasó...

 

Al poco tiempo el policía que era adicto al guaro se metió una borrachera con el uniforme y armas de reglamento; desde luego lo reportaron, al poco tiempo le vino el recorte...  El Secretario quedó mal en la política de ese entonces, fue transferido a otro lugar como castigo... el Jefe Superior, también le fue mal en la política, se metió en otros enredos, fue trasladado y al final renunció...

 

Al Alcalde al cual le hice ver con mucha claridad los hechos... además que pidiera referencias mía, pues ambos éramos de la misma Ciudad y ahí me conocían perfectamente.  Que por razones de trabajo estábamos en esta zona; no atendió... le gustaba caminar, el domingo siguiente, caminaba, caminaba, lo hacia por la rivera de un río en la Ciudad; ahí lo encontraron muerto nunca supe de que había muerto.  O que le sucedió, algunos decían que lo habían asaltado en fin; no se supo...

 

Por eso digo que siempre se debe explorar los diferentes acontecimientos de la vida, para evitar cometer injusticias en nuestro trabajo; en donde como seres humanos todos estamos expuestos.  Y a su tiempo debemos de dar cuenta.

 

Aún conservo el recibo que pague en el Banco Nacional es el número treinta y seis mil doscientos treinta, del año setenta y siete; por trescientos colones.  Recuerden los molinos de Señor muelen muy despacio pero muy fino... no se olviden... recuérdenlo...