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Guanacasteando
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Francisco José López
Espinoza
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Cuantos tiernos amaneceres
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y viejos atardeceres
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habrá parido esta vieja
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de casas de adobe y teja
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aguas cristalinas y hoja seca
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tierra eterna, tierra guanacasteca
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Y habrá sentido el rebrote
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en su piel tersa y verde
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donde el horizonte se pierde
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y se tiñe el mar de achiote
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la naturaleza se preña
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de esta tierra bajureña.
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Afilando en el molejón
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confidente mañanero
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para la vieja el fogón
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y el machete al sabanero
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un trago de café primero
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con tortilla y requesón
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arrimar la vaca al ternero
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a escondidas del patrón.
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Rumiando años
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tejiendo collunda
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arrecostado en el pilón
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caite e’ cuero en el talón
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la cutacha se la enfunda
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al puro estilo de antaño.
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Viejos de piel curtida
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apiladores de jícaros
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sorteadores de sonsocuite
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campesino y caballero
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Guanacaste ha dado vida
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a Juan Chepe y ñor
Genaro
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y quien quita un quite
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y resulten sabaneros.
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Cabalga el sabanero
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sobre albarda y de sombrero
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contador de historias
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de leyendas y viejas glorias
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por siempre será eco
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del clamor guanacasteco.
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Te acordás viejo
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del arreo en los terreros
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puro ganado arisco
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buenas vacas y terneros
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yeguas buenas pal mordisco
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Y aquel hermoso semental
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no lo monté por pendejo
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y por falta de un corral
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se me alborotan las ganas
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y me apaciguan las canas.
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¡Ay! Torito arrecho
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que se me inflama el pecho
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no ha nacido el animal que me safe del pretal.
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Oye Genaro
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te acordás de la cantina
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trago, sal y escupa afuera
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terminaste en la acera
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jugando al cholo Alpízar
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en la jupa cuarta e’ guaro
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para perder todo miedo
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el que te hace a tirar
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y que le levantás los ruedos.
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¡Huip, Huip! Que me hierve la sangría
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yo con nadie me meto
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Pero le acepto cualquier reto
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al que me grite un huipipía.
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Juan Chepe dame una luz
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que a mi
todo se me olvida
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como te hiciste la herida
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en el toril de Santa Cruz
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Genaro yo fui tortero
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y en esa fiesta de enero
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como montador cargué fama
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me invitaban los finqueros
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nadie me ofreció cama
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y amanecí en aquel potrero.
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¡Que vengan de todos lados!
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Guanacastecos y de la altura
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las bombetas han anunciado
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las fiestas de la bajura.
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Ya no quedan esperanzas
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solo vivir de remembranzas
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No es un personaje quijotesco
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solo un sabanero guanacasteco
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un machete sin filo
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olvidado en un asilo.
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¡Cuando este gallo canta!
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Las pollitas se le arriman
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y si la edad se viene encima
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otro gallo las levanta.
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COLORES GUANACASTECOS
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Verde es la pradera
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donde corre una ternera
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un sabanero con su soga
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un grito ahoga
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Revoleado su sombrero
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cacho y barba a la primera.
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Plateados se ven los lomos
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del ganado en contra luz
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Pastando Jaragua tierno
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los primeros días de invierno
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en potreros y abandonos
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de la linda Santa Cruz.
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Azules se ven las aguas
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en la llanura cañera
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aquí se mueven enaguas
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al ritmo del buen folclor
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Rugen marimbas, suena tambor
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y tuerce el rabo la ternera.
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Blanco es el suelo blanco
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de la tierra Liberiana
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donde hace nido el Sol
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y se fermenta un buen coyol
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Cuna de un pueblo franco
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que la provincia engalana.
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Amarillo se pone el roble
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y frondoso el Guanacaste
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Fuerte y duro e! cocobolo
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donde grita el sabanero
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Nicoyano altivo y noble
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con tus hermanos te anexaste
|
Costa Rica has preferido
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para nunca dejar solo
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este terruño querido.
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Rojo el atardecer
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de esta provincia querida
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donde el extraño quiere volver
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y el bajureño
jamás olvida,
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EL
SABANERO Y LA COCINERA
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Negrita patas cenizas
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de oscuras trenzas
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y eterna sonrisa
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que dijera que te convenza
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que yo hiciera para gustarte
|
cuánto diera por olvidarte
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y es que te me has metido
|
al puro fondo del corazón
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de este corazón ques
tuyo
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que se muere por un arrullo
|
que se acelera en cada latido
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imaginándote en mi barracón
|
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Jamás me había patiao
una mula
|
ni había sentío
tanto dolor
|
que te costaba un si
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un calladito y pequeño si
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o un escandaloso ¡No!
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Total un no pa’
olvidarte
|
pa’ tratar de olvidarte
|
pa’ arrancarme este amor
|
este amor que me estrangula
|
que no sé onde
me va a llevar
|
|
No sé porqué recula
|
si le he dicho de todo
|
si he cambiao
de modo
|
hasta donde iré a llegar
|
|
Y todo se me olvida
|
cuando la vuelvo a ver
|
cuando se ríe por debajo
|
mando todo al carajo
|
se aleja mi tristeza
|
y solo veo la nobleza
|
de mi amada
|
y se ilumina mi vida
|
y solo espero y solo pienso
|
en este amor tan intenso
|
y de cuando la volveré a ver
|
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Mañaneo y me voy pal pilón
|
anda cortando cuajada
|
pico leña y me voy pal fogón
|
lavando ropa en la quebrada
|
como que no nos conviene
|
como que más me entretiene
|
como que me está costando
|
como que me está gustando
|
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Idiay ensillar y pal potrero
|
el deber es primero
|
y después el placer
|
como si fuera placer sufrir por querer
|
y ya hasta hablo solo
|
y olvidé el calabazo
|
me arrimé a un cocobolo
|
esperando un abrazo
|
|
El mariposeo del estómago
|
se me fue a la cabeza
|
ya no sé ni lo que hago
|
y todo por esa belleza
|
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Cocineriita, cocineriita
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quién fuera limpión
|
para estar en tus manos tiernas
|
quién fuera fogón
|
pa’ calentarte las piernas
|
cocineriita, cocineriita
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Platónico me dice el patrón
|
sepa Judas que me quiere ecir
|
ni que yo juera incapaz de sentir
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seguro piensa el gran cabrón
|
que la negrita es solo pa’ él
|
él no sabe que ese pastel
|
solo tiene un comenzal
|
y solo pa’
bien nunca pa’ mal
|
cuando la cocinerita diga que si
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solo yo .........debo estar ahí.
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EL
RETO
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Verdes campos cañeros
|
que lo sintieron llegar
|
ternerito tembloroso
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libre de soga ó aperos
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altivo, agresivo y jubiloso
|
nacido para brincar.
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Ternerito más pencudo
|
ternerito más sangrino
|
tiene cara de zancudo
|
pero cuerpo de asesino.
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Enreje el ternero pendejo
|
y no lo deje brincar
|
póngale bien ese rejo
|
que se le puede mamar.
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Cuando ya sea un torete
|
lo llevaré a las corridas
|
ya verán las estampidas
|
y lo fuerte que arremete.
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Creciendo y ganando fama
|
fue el toretillo
valiente
|
quebrando unos cuántos dientes
|
y dejando otros en cama.
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A Cañas llegó la fiesta
|
fue el torete a la corrida
|
le sobraron las apuestas
|
y montadores de partida.
|
Saque ese toro arrecho
|
y no me deje con ganas
|
como montador tengo derecho
|
a quitarle al toro la fama.
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Si quiere besar el suelo
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yo le dejo ese animal
|
eso sí lo monta a pelo
|
pa’ que visite el hospital.
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La gente se pone alerta
|
se avivan los sorteadores
|
la puerta se encuentra abierta
|
se alegran los montadores.
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A un gallo pedía Tavo
|
reconocido como el Cholo
|
el toro que tuerce el rabo
|
y que sigue brincando solo.
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Al animal no conocía
|
y confiado me monté
|
ya verá que algún día
|
la fama le quitaré.
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|
En el Cholo sigue la espina
|
busca sacarse el clavo
|
a toda fiesta se arrima
|
buscando al torete bravo.
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A la manga llegó un camión
|
adentro un toro bramaba
|
el cholo se echó un quemón
|
mientras al bicho miraba.
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Se fue para la cantina
|
donde el dueño se encontraba
|
con unos tragos encima
|
el desquite se aseguraba.
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Las espuelas preparó
|
las limpiaba las afilaba
|
unos días esperó
|
mientras la monta llegaba.
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Y llega la fiesta un día
|
la gente se amontonaba
|
del toro no se sabía
|
del reto nada se hablaba.
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Aprete bien la
correa
|
que quede fija esa espuela
|
ese toro ya tiene escuela
|
de cómo es que se pelea.
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El toro se retorcía
|
a ver si al cholo se apeaba
|
pero ya todo parecía
|
que al torete se le quedaba.
|
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Entre guapeteados
y redonderas
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el montador se lucía
|
y en medio de un huipipía
|
sonaba una parrandera.
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La gente en la gradería
|
gritaba y se sonreía
|
el cholo estaba pegado
|
el torito estaba cansado.
|
|
Todo había acabado
|
a cualquiera el día le llega
|
al toro le hizo la pega
|
y el cholo salió cargado.
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¡Aquí está el gallo de este gallinero
|
al fin lo pude probar
|
que no hay que llegar primero
|
sino hay que saber llegar!
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DESENCANTO
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Las notas calladas de la marimba
dormida
|
las llamas alegres de la sabana
prendida
|
los gritos sin eco del sabanero
sufriendo
|
Guanacaste, tus valores estás
perdiendo.
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El llanto lastimero de un quijongo
|
denuncia el olvido del folclor
|
especies que se extinguen como el congo
|
costumbres campesinas que han perdido su valor.
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La montaña desnuda
|
se abre al invasor
|
impotente y muda
|
deja entrar al tractor.
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El fino grito del huí pipía
|
las normas claras de cortesía
|
ancianos viviendo de añoranzas
|
son solo sombras de un ayer con
esperanzas.
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Forjadores de pueblos de cantones
|
escritores, forjadores de leyendas
|
visionarios, fabricantes de ilusiones
|
pocos caminos, pocas señales para seguir la
senda.
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El atardecer es sombrío
|
se contamina se invade el mar
|
se profana, se extingue el río
|
¡oye hombre!
Cuando irás a parar.
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Y no olvides que la pampa nunca calla
|
invasores se apoderan de tus playas
|
Guanacaste tienes que resistir
|
Guanacasteco donde irás a vivir.
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ALTAMIRA
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Altamira fue en Taboga
|
tradicional campamento
|
donde el hombre y la caña
|
se convirtió en monumento.
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Empieza la zafra
|
llegó el verano
|
afilen chingas
|
y enceben manos.
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De todos lados vienen a cortar
|
de todos lados viene a probar
|
cuantos llegarán, cuantos quedarán
|
cuantos probarán y luego se irán.
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El coyol ya fue quemado
|
el pegue fue preparado
|
todo un año de duro cuido
|
será cortado, será molido.
|
|
Se vale filo. se vale maña
|
pero que corten muy bien la caña
|
son las voces de mandadores
|
que se convierten en los señores.
|
|
Cayó el coyol, sigue el tortugal
|
eso no es na’ te juro hermano,
|
viene lo duro ay ta’ el tamal
|
cuando lleguemos a liberianos.
|
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Cuantos cortadores traerá el verano
|
cuanto asoleado, cuanto peón sano
|
Aquí se prueban los buenos hombres
|
solo los grandes dejan sus nombres.
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Altamira firme y serena
|
oyó sus quejas, sintió sus sueños
|
no se quejó, si estaba llena
|
no arrugó cara, ni frunció ceño.
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La zafra sigue, nada perdona
|
salte é la cama si quiere fama
|
deje esa dama, deje que coma
|
deje quedita la brama.
|
|
Muchos se conocen, otros aprenden
|
son compañeros de brega y lucha
|
la buena amistad, aquí no es mucha
|
ellos muy bien así lo comprenden.
|
|
Corte esa caña, termine el lote
|
corte bien bajo pa’
que rebrote
|
suba esa ruma, no vale engaño
|
pa’ que vuelva e! próximo año.
|
|
En medio del gran cañal
|
se oye una retahíla
|
pare el oído y haga fila
|
ordena el mayoral.
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|
¡Tire, brinque y grite
|
empuje duro esa rula
|
trabaje como una mula
|
y en los pagos invite!
|
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El otro ni manso ni quedado
|
la contestación ha preparado
|
ni chinga ni camisa aguanta
|
pa’ soltarle la garganta.
|
|
¡Ya la rula he afilao
|
y los sesos no me irrite
|
si quiere que lo invite
|
venga y pegue aquí a mi lao!
|
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Altamira apacible
|
será recordada por su gente
|
olvidarla es imposible
|
será leyenda que se cuente.
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Los hombres se van, unos volverán
|
Altamira, sus camas y paredes
|
su historia y caña...
|
¡Aquí quedarán!
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FLORA
GUANACASTECA
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Como buscando e! cielo
|
levantan sus ramas
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dibujando filigranas
|
en el vasto horizonte
|
como guardianes del monte
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al que protegen con celo.
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Recibiendo los rayos del Sol
|
el rollizo guapinol
|
compite con el ceibo en su grosor
|
mas la dureza del alcornoque
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le merece respeto ¡y no lo toque!
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el amarroso tigüilote
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siendo amigo del pochote
|
reconoce su linaje
|
les recuerda que el ropaje
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el tamaño o la fragancia
|
no interfiere en la importancia
|
del cuido de riachuelos y quebradas
|
y heredando sus retoños
|
un florido madroño
|
recibe la estación seca
|
en esta linda tierra guanacasteca.
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Y a escondidas del Sol
|
la escurridiza montaña
|
en sus mañanas de Oropel
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alejada del coyol
|
donde un cedro araña
|
para alcanzar al laurel
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un jobo vigilante
|
y un genízaro galante
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hacen que con su follaje
|
se refresque la pampa y embellezca el
paisaje.
|
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Como guardas de finqueros
|
por la abundancia de brotes
|
se acomodan los maderos
|
y los rojizos jiñotes
|
el guácimo por abundante
|
el roble por su talante
|
el cortés por su dureza
|
y el malinche por su belleza
|
para la guanacasteca el preferido
|
y para los cercos de su marido.
|
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En los corrales de piedra
|
se enrolla cual hiedra
|
la pitahaya trepadora
|
el itabo la adora
|
cual si fueran matrimonio
|
la piñuela es un demonio
|
por su defensa de espinas
|
todos ellos se aglutinan
|
y nada los medra
|
en esos corrales de piedra.
|
|
El jocote agradecido
|
nace de cualquier rama
|
la guayaba es dulce dama
|
y el mango apetecido
|
el tamarindo es conocido
|
como símbolo de un pueblo
|
de las tierras blancas el nance
|
hacen un buen romance
|
para que el níspero celoso
|
dé su nombre a otro lugar
|
y el carao milagroso
|
no se quiera rezagar.
|
|
Es lindo ver que la sabana
|
pasa de seco a verdoso
|
con solo un día lluvioso
|
es virtud de la jaragua
|
necesitar tan poca agua.
|
El gallinazo se asombra
|
al ver del higuerón la sombra
|
el cocobolo orgulloso
|
de su madera preciosa
|
Al jícaro no hay quien lo imite
|
como el rey del sonzocuite
|
El Guanacaste majestuoso
|
que esta provincia engalana
|
nunca se alegra tanto un potrero
|
como cuando lo pisa un sabanero.
|
|
Al rancho
llega un muchacho
|
pide la mano
de la muchacha
|
no se
preocupe agarre el hacha
|
¡y sáquele astilla al quebracho!
|
|
|
FOLCLOR
|
|
Se despedaza
|
la tal Tomasa
|
cuando se agarra
|
de Filimón
|
rapidito retuerce
|
el cuero
|
con un buen punto
|
ó con un danzón.
|
|
Con un pañuelo
|
sacude el suelo
|
le saca suertes
|
a su varón
|
se ve graciosa
|
la tal Tomasa
|
todo lo inunda
|
en aquel salón.
|
|
Siga marimba
|
no pare el duelo
|
deje que grite
|
ese Filimón
|
deje que sigan
|
no sienta celo
|
que ya Tomasa
|
pidió el bueyón.
|
|
Gracias muchachos
|
por Guanacaste
|
por las costumbres
|
del buen folclor
|
mientras ustedes
|
agiten cueros
|
hay esperanza
|
para la danza
|
y orgullo siente
|
un pueblo entero
|
¡Guanacastecos de Corazón!
|
|
|
A
DOÑA GINA ACEVEDO
|
|
En Sandillal,
|
vió la luz la negrita
|
que trabaja como hormiguita
|
con fortaleza de roble
|
con tradiciones tan nobles
|
de fogón y comal.
|
|
Donde la humildad es nobleza
|
y la entrega es belleza
|
Así bella, noble y abnegada
|
hizo de la cultura su cruzada.
|
|
Tantas veces Madre
|
Madre de sus hijos
|
Madre de estudiantes
|
Madre del folclor
|
Madre de la cultura cañera.
|
|
Tantas veces mujer
|
Mujer de principios
|
Mujer de familia
|
Mujer de su pueblo
|
Mujer guanacasteca
|
|
De su provincia embajadora
|
es digna representante
|
este pueblo sale avante
|
y ella ha sido precursora
|
llevar tan lejos el estandarte
|
de la cultura y del arte.
|
|
¡Bomba!
|
No todo el que quiere puede
|
No todo el quiere llega
|
y donde llega esta mujer
|
muchos hombres se devuelven.
|
Donde esta señora pasa
|
deja marcada la huella
|
no hay testigo mejor que ella
|
de la cultura cañera
|
es la pasión que ella abraza
|
y se considera pionera
|
Pero cuando suena una marimba
|
la dama se pone arisca
|
y si hay que bailar el punto
|
¡son momentos
y busca pista!
|
|
El agradecimiento engrandece
|
cuando la persona lo merece
|
aquí donde el pasto se mece
|
bajo la sombra del coyol
|
no importa si hace sol
|
si hace viento
|
ó si llueve
|
la cultura está en movimiento
|
de la mano de la dama
|
de la calle uno y Avenida nueve.
|
|
|
MEMORIAS
|
|
Quién sería el primero
|
que al ver tan lindas llanuras
|
las imaginó en pasturas
|
y las convirtió en potreros.
|
|
Ganaderos primerizos
|
sin corral ni cobertizo
|
sucumbieron al hechizo
|
de esta tierra generosa
|
gallinas, vacas y la esposa
|
techo é paja, caite al suelo
|
hágale frente al calor
|
que en el campo el sudor
|
y en la casa el consuelo.
|
|
Infantes noches cañeras
|
de candela o canfíneras
|
bañadas con luz de luna
|
noches que fueron cuna
|
de sus primeros pobladores
|
humildes y emprendedores
|
osado al cual más osado
|
y liviano para el arado.
|
|
¡No vengo a buscar riqueza
|
eso importa un carajo
|
llevar comida a la mesa
|
con mi sudor y trabajo!
|
Este pueblo fue testigo
|
del multiplicar de sus hijos
|
y conforme iba creciendo
|
apareció el del crucifijo
|
enseñanzas impartiendo y
|
socorriendo mendigos.
|
|
Dicen que es alemán
|
Luis Leipold
reza su nombre
|
secreteaba la gente
|
el miraba de reojo
|
por encima de los anteojos
|
hombre sabio hombre paciente
|
hombre santo entre los hombres.
|
|
Al tiempo llegó un pastor
|
el padre Salas fue admitido
|
la parroquia empezó un rumor
|
que le llegó el amor
|
y lo flechó cupido.
|
|
Una calurosa mañana
|
arribó el padre Santana
|
aunque fue bien recibido
|
pasó desapercibido.
|
|
Hasta que llegó un legionario
|
acompañado de un visionario
|
Epifanio, padre culto y erudito
|
el otro degustador del traguito
|
al cual Epifanio regañaba
|
pero nada se lograba
|
ni de San Francisco la tajona
|
el padre Félix mediaba
|
nada cambiaba a Sarandona.
|
|
Leyla de Solano enfermera
|
Leyla de Solano partera
|
ella con Hellmut
son parte
|
de la medicina cañera
|
esta tierra los bendijo
|
por haberla llenado de hijos
|
y ese honor lo comparte
|
con otras personas queridas
|
personas que fueron requeridas
|
tanto de noche, como de día
|
Don Pedro Sánchez y Doña Sofía.
|
|
Apretarse la trenza, alisarse el
colocho
|
limpiar el calzado, y planchar el
vestido
|
que esta noche ha venido
|
marimba de doble teclado
|
ya el baile se ha montado
|
en el paralelo treinta y ocho.
|
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Rafael Méndez con su olla de carne
|
los Porras con su yucal
|
Lavagni era ingaval
|
el baile ha empezado
|
y vine para alegrarme
|
donde se baila peseteado
|
ya la calle la han cerrado
|
para que toque Cristerno
|
con tanto salón cerrado
|
y aquí no importa el invierno.
|
|
El bar México será recordado
|
como lugar de muchas broncas
|
aquí donde al pueblo le ronca
|
Santos Salazar fue baleado
|
eso ha causado tristeza
|
se puso a prueba la entereza
|
y no tuvo un buen final
|
porque en este pueblo cañero
|
jamás las fiestas fueron igual.
|
|
En ese tiempo el piñonate
|
Cabito Briceño, sus ensaladas sin
tomate
|
Doña Silvia y Goyo Valdés ofrecían
|
gallitos que todos querían
|
Don Rogelio como magnate
|
y del homo a las bolsitas
|
de Sandillal
hasta Javilla
|
las deliciosas rosquillas
|
de las famosas romanitas.
|
Cañas llena de asombro
|
recibió a Otilia y Manuela
|
chiquillas con buena espuela
|
y sus marimbas al hombro
|
se sabían al dedillo
|
el movimiento de los bolillos
|
unas veces con Cristerno
|
acompañaron a coyotillo
|
con ayuda de Carlos Ocaña
|
los bailarines se divertían
|
con tan lindas melodías
|
en esas fiestas de Cañas.
|
|
En la mesa un mantel blanco
|
no tenía un solo banco
|
pero se armaba la jugada
|
de día, de noche, de madrugada
|
fuera manos, eche monedas, eche papel
|
sáquele brillo a los dados
|
que a Chepito
lo han dejado
|
más limpio que ese mantel.
|
|
En las fiestas de Santiago
|
desfilaban carretas de leña
|
que el sacerdote ha pedido
|
sacar del cacho algún trago
|
por si se siente rendido
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hacer a los bueyes una seña
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para pasar donde el chino
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comprarse una buena botella
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para beberla de camino.
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Poco a poco y sin regreso
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iba llegando el progreso
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samudio se trajo un carro
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se picó Pedro Ferrandino
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y llegó con su carro fino
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sin carreteras y con mucho barro
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eran cortos los recorridos
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pero de todos era sabido
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que más carros les llegarían
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y talvez al fín
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los bueyes descansarían.
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El parque se iluminaba
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con planta de Sergio Alvarado
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apenas es que brillaba
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Pablo Carmona el encargado
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de mantener siempre a flote
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aquellos cinquitos
de Achiote.
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Tiempos que se han ido
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tiempos que no volverán
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tiempos de pueblo a ciudad
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tiempos que han fortalecido
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del cañero su identidad
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tiempos que permanecerán
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mientras los recuerden sus hijos
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DESPERTAR
GUANACASTECO
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Blanca Luna amanezquera
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te niegas a dejar el día
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para entregar la pradera
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preñada de luz y armonía
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suave como caricia
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dejas el alba y la brisa
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el olor a pasto tierno
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y la tierra mojada de invierno.
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Hilos de luz tejen
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de la pampa su majestuosidad
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donde el Sol hace que dejen
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laderas azules colinas verdosas
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potrero y montañas en clara afinidad
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haciendo esta tierra cada vez más hermosa.
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Un radio de baterías
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deja salir sus rancheras
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alegría de cocineras
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y la diana del campesino
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es iniciar del camino
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en haciendas y rancherías.
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Calentarse con pica e’ leña
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pa’ alimentar el fogón
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sacar agua del pozo
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pa’ el café de los mozos
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calentar el comal
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pa’ una rica chorreada
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entallarse el delantal
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pa’ prensar las cuajadas
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y una pequeña seña
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pa’ que arrime su peón.
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La mañana da inicio
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entre costumbres y oficio
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al tapezco
las cuajadas
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las tortillas palmeadas
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disfrutar los placeres
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de un gallo pinto tostado
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un café bien chorreado
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pa’ iniciar los deberes
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pichel de loza al fogón
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y machete al molejón.
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Un gallo bullicioso
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hace ladrar los perros
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loras y pericos escandalosos
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bajan de aquellos cerros
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una urraca es testigo
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del cabecear del garrobo
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el cusuco deja su abrigo
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en la raíz de algún jobo.
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Campo fecundo
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de espesa vegetación
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donde los sentidos te ordenan
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que respires profundo
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inhalando tranquilidad
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así tus pulmones se llenan
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de esta Guanacastequidad.
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RETAHILA
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Llegó el que
siempre canta
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como gallo
mañanero
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un café pa’ la garganta
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y un saludo
muy sincero
|
como galán
solo quiero
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que me saque
de esta pena
|
aquí esta éste sabanero
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pa’ que le hable esa morena.
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No hay nada que 'ecir
|
si mi boca está cerrada
|
al diablo se puede ir
|
si viene con rajonada
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y que dijo la salté
|
soy motivo de su desvelo
|
por potrancos como usté
|
ni siquiera me suelto el pelo.
|
Me gusta que
sea ruda
|
eso lo pone
interesante
|
yo creí que
era muda
|
y no necesita
parlante
|
escuché bien
lo que dijo
|
y no pierdo
la esperanza
|
se haga cargo
de mi panza
|
y uno, dos, tres o cuatro hijos.
|
Quiere mujer ó una coneja
|
cree que por fea estoy soltera
|
aquí hay mujer no una pendeja
|
y por bonita voy primera
|
y le digo, búsquese otra
|
que no hay esperanza en esta potra
|
IHuíp!
|
Negrita
chalana
|
que me bota
del estribo
|
no haga mucho
berrinche
|
que una
florcita de malinche
|
y piropos de
mañana
|
harán que en
mi se fije
|
y recuerde lo
que dije
|
poco a poco yo le arribo.
|
Ni que yo fuera barco
|
ni Santa de su devoción
|
pa’ que me atipuje de flores,
|
cada chancho esta
en su charco
|
y no es amor de mis amores
|
ni dueño e’ mi corazón.
|
Con que
tenemos rival
|
ya alguien se
adelantó
|
tiene hueco
ese guacal
|
y no aparece
el que bebió
|
no soy hombre
de migaja
|
y menos
|
si está llena la tinaja.
|
No interesa lo que diga
|
ni que me ponga condena
|
lo que dijo es de garrote
|
así pierde esta morena
|
y ni de novia ni de amiga
|
busque yegua y jale al trote.
|
Amor sin celo
|
no es amor
|
me queda ese
consuelo
|
pero siento
un sin sabor
|
por no ser
correspondido
|
puedo estar
un poco herido
|
estas
negritas se las traen
|
ya lo dice la
experiencia
|
con varita y
con paciencia
|
hasta las verdes caen.
|
|
|
ESENCIA DEL SER
GUANACASTECO
|
|
Vengo de un pueblo caliente
|
cruzando montañas y valles
|
el calor lo aporta mi gente
|
desde el Orosi hasta el Miravalles.
|
|
El Arenal me sirve de almohada
|
el Tenorio vigila mi sueño
|
en esta tierra soy dueño
|
de lagunas, ríos y quebradas.
|
|
El Tempisque se abre camino
|
tiñe de verde la Sabana
|
es orgullo del campesino
|
de mi península nicoyana.
|
|
Sangre indígena recorre mis venas
|
soy mestizo, puro chorotega
|
soy gallo que siempre llega
|
a la ventana de mi morena.
|
|
Yo no soy vanidoso
|
y tampoco adulador
|
solo un hombre pulseador
|
que se roza con cualquiera
|
y si hay mujer casadera
|
me pongo muy cariñoso
|
con la palabra sueltito
|
y con las manos ligerito.
|
Compañero del jornalero
|
aquí y en cualquier parte
|
soy de gente que comparte
|
con el hombre que es sincero
|
a nadie niego la mano
|
no importa de donde venga
|
no hay nadie que me contenga
|
en mi forma de pensar
|
en el campo y cualquier lugar
|
toditos somos hermanos.
|
|
Respeto mis antepasados
|
al boyero, al noble sabanero
|
al marimbero y al quijonguero
|
tradiciones que han heredado
|
hay que quitarse el sombrero
|
por la matrona guanacasteca
|
ollas de barro, viejo fogón
|
tortilla gruesa, cuajada seca
|
para el disfrute de nuestro peón.
|
|
Soy donde Dios ha logrado
|
que la tierra y el cielo colinde
|
Bajureño que todo ha sembrado
|
soy hombre que siempre conversa
|
y si tengo que hacer una juerza
|
tras que me gusta......me rinde.
|
¡huip,huip!
|
|
Dedicado a Luis Fernando Mendoza por
su aporte a la cultura cañera.
|
|
|
LA PELEA
|
|
Era en los tiempos, que el tiempo
pasaba
|
la gente de los pueblos se conocían
|
sabían de qué hablaban, que comían
|
que querían y hasta que pensaban.
|
|
Pa’ romper la monotonía
|
las fiestas, el tumo y más fiestas
|
el pueblo lleno de algarabía
|
se echaba la alegría a cuestas.
|
|
Vamos formando el corral
|
cerrar con bambú el redondel
|
que no se escape un animal
|
ya sea un toro, ya sea un corcel.
|
|
Se lucían los rejoneros
|
pretaleando muchos terneros
|
orgullosos los fínqueros
|
se pavoneaban los sabaneros.
|
|
Se complicó el asunto
|
son las doce en punto
|
payasos con una danta
|
acompañan a la giganta.
|
|
Nuevas cantinas, viejas chicheras
|
suenan marimbas y las retretas
|
y al reventar de las bombetas
|
apretaban las parranderas.
|
|
Se alegraban los lugareños
|
si una visita llegaba
|
algún cañero se picaba
|
al arrimar los junteños.
|
|
¡Huip, huip!
|
Soy gavilán que ha comido
|
pollitos de todas partes
|
pelear para mí es un arte
|
y ya me asoman las canas
|
y todavía nadie ha podido
|
quitarle a este hombre las ganas.
|
|
El reto era evidente
|
trago e’ guaro, chuspa e’ limón
|
apretar duro el diente
|
lanzar la contestación.
|
|
¡Nunca salgo con miedo!
|
Lo dejo con mi mujer
|
vine a pasear el caballo
|
y me salió este galán
|
si una fuercita hay que hacer
|
ya puede tirarse al ruedo
|
y si no me como un gallo
|
me comeré un gavilán.
|
|
Las manos al frente
|
a la altura de la cabeza
|
arrima la gente
|
se hace la presa.
|
¡Soltala papá soltala!
|
¡Largala
papá largala!
|
Vociferaban los peleadores
|
Háganles rueda
|
nadie se meta
|
curiosos y jochadores
|
todo el que pueda
|
pa’ evitar la treta.
|
|
El junteño
jalaba el tarro
|
no había rastro de miedo
|
pero al juntarle los ruedos
|
lo hicieron probar el barro.
|
|
¡Al aire! Gritaba la gente
|
mientras se paraba el junteño
|
cuando de repente
|
como si fuera con leño
|
sonó un golpe seco
|
el cañero se tocó el pecho
|
y desde el suelo vio el azul del techo
|
y se oyó en eco
|
¡Levantate
haragán, levantate!
|
estaba quedando mal parado
|
como con resorte, se incorporó
|
y respondió.....
|
pa, pa, pa, pa, al costado
|
al frente
|
un perro late
|
la pelea, la gente
|
calle arriba, calle abajo
|
un relajo del carajo.
|
|
Los dos se golpeaban
|
los dos se respetaban
|
cuando vieron que no se hacían nada
|
gritaron a la manada
|
¡Todos a la cantina!
|
que el cañero y el de las minas
|
a todos van a invitar, es noche de
fiesta
|
se abrazaron cual noble gesta
|
y es que el peleador callejero
|
peleador guanacasteco
|
primero era caballero.
|
|
|
BOYEROS
|
|
Humildemente se levantaban
|
todas las casas de este cantón
|
bajo aquel ruido que provocaban
|
aquellas ruedas del carretón.
|
|
Cañas temprana
|
con sus lagañas
|
sus madrugadas y su fogón
|
muy presurosa
|
busca un mañana
|
que la convierta
|
en un gran cantón
|
|
Pero todo iba
|
al ritmo del Boyero
|
ese gran peón
|
buscando siempre
|
llegar primero
|
a Bebedero
|
al viejo lanchón
|
|
¡Hey! Goyo
Valdés
|
Apura esa yunta
|
o te volvés
|
Acordate es tuya la punta
|
por lo tanto que conocés.
|
|
¡Mire! Muchacho
|
no me sofoque
|
este es mi viaje
|
vos lo sabés
|
esté quedito
|
no me provoque
|
o me lo apeo
|
de un buen revés.
|
|
A Bebedero
|
Por el Paso Hondo
|
aquellos bueyes se dirigían
|
sintiendo cerca a su boyero
|
era difícil que pararían.
|
|
Tata Félix
|
Enfundó el machete
|
apretó sus caites
|
apagó el candil
|
Buscó su yunta
|
enganchó carreta
|
echó braveta
|
y dejó el toril.
|
|
No quisiera dejar la vieja
|
no quisiera dejar la cama
|
Pero al pobre
|
la cama lo mata
|
y si mujer
|
lo acaba de joder.
|
|
Eligio Oria; vení
pa’ ca!
|
Decíme una cosa y no me mintás
|
Si la mujer se pone difícil
|
¿Por qué la seguís...y no la dejás?
|
|
¡Ay! Tata Félix
|
Si tuitos
|
tamos en lo mismo
|
Si a tuitos
|
nos pasa igual
|
Si pa’ ellas
é siempre la carne
|
y pa’
nosotros
|
el resto del tamal.
|
|
¡Jessa, Jessa!
|
Aprieten bueyes pendejos
|
alcancen a Goyo Valdés
|
te respeto mucho mi viejo
|
pero esta vez no me jodés.
|
|
Tata Félix cual es la prisa
|
si el lanchón siempre nos espera
|
Usté lo agarra a carrera
|
y el viejo Goyo se muere é risa.
|
|
¡Ay! Eligio si usté
supiera
|
si esa mujer usté
conociera
|
Yo no es que quiera llegar
|
es que ¡yaaaa!
quiero regresar.
|
|
Llevando gente pa’l
Bebedero
|
tapas de dulce, arroz, maíz
|
Se fue curtiendo nuestro boyero
|
haciendo grande nuestro país
|
|
Pero.............
|
El boyero perece
|
¡Honor a quién honor merece!
|
Pioneros cañeros
|
Gregorio "Goyo" Valdés, Félix Ortega
"Tata Félix"
|
Eligio Oria, Lucas Alvarado y
|
Pedro Ferrandino
(Propietarios)
|
Rufino Loáiciga,
Yeyo Briceño
|
Gabriel Moreira
|
Y más acá.........
|
Tomás Espinoza, Pablito Carmona
|
Mundo Carmona, Miguel Chávez
|
y el famoso Cabito
|
Si se me escapa alguno......
|
Goyo Valdés viene atrás
|
con su carreta
|
Él lo llevará........a la eternidad.
|
|
|
HABÍA
UNA VEZ UN SABANERO
|
|
Enclavado en el tiempo
|
a merced del agua y del viento
|
aquel rústico barracón
|
soportado por horcones
|
como si fueran bastiones
|
de centenarias maderas
|
que quedaron prisioneras
|
con una noble misión
|
cobijar sus moradores
|
sus albardas y aperos
|
tesoros del sabanero
|
brindándoles protección.
|
|
Al lado del camarote
|
una mesita de madera
|
la candelita de cera
|
vigila con celo su dote
|
una foto borrosa
|
de sus hijos y la esposa
|
una peineta de carey
|
de la moza de la cantina
|
una cachera de buey
|
con las alforjas encima.
|
|
La madrugada perezosa
|
deja caer el día
|
cocineras presurosas
|
en tremenda algarabía
|
Estribos en movimiento
|
hacen sonar la albarda
|
el sabanero la guarda
|
como princesa de cuento
|
cincha e’ crin
|
cacho carbolinero
|
la soga que sea e’ cuero
|
pa’ que aguante el trajín.
|
|
¡Hey cabito!
|
después de pasar al pinto
|
ensille al caballo tinto
|
el bayo y el careto
|
deje estar e’ coqueto
|
cuentiando las cocineras
|
se nos maman las terneras
|
por no salir del fogón
|
aprovechando la postrera
|
hacemo’ rico al patrón.
|
|
Piernas arqueadas
|
a fuerza de montar
|
piel muy tostada
|
del Sol aguantar
|
Sol de arriba de la loma
|
que no tapa el sombrero de lona
|
calabazo e’ jícaro, verga e’ toro,
caite e’ cuero
|
hombre franco, hombre sincero
|
con las mujeres galán
|
y pa’ las fiestas chalán.
|
Sabanero de la Sabana
|
de esta bajura provinciana
|
verde vistoso, amarillo, ocre y cal
|
hombre a carta cabal
|
filoso como chutil
de cornizuelo
|
collunda, padrote de este suelo
|
retoño de la pampa inmortal.
|
|
La suave brisa
|
que anticipa al aguacero
|
jugando con el sombrero
|
le sacó una sonrisa
|
centellas luminosas
|
trazaron el horizonte
|
una llovizna pasmosa
|
alimentaban el monte.
|
|
Heche agallas compañero
|
no se me vaya agachar
|
dicen que en el barranco
|
se nos cayó un animal
|
pa’ nosotros es agravio
|
el no podelo’
sacar
|
y quien pa’
sabio
|
pa’ podelo’
evitar
|
y si quiere, sea franco
|
esto me suena mal
|
pue’ una res asustada
|
nos pone la vida cuadrada
|
y nos espera una vergueda
|
debajo de este aguacero.
|
|
Cuando llueve en la bajura
|
no hay potrero con basura
|
la chorcha con su trino
|
nos recuerda que el divino
|
nos apreta
|
más no ahoga
|
no hay corral sin una horqueta
|
ni sabanero sin su soga.
|
|
Sáquele pluma al potranco
|
se oye más claro el bramido
|
debe estar muy mal herido
|
ó en el fondo del barranco.
|
|
Dando un pequeño rodeo
|
se toparon al toro furioso
|
dándole fuerte al jadeo
|
en un pretil resbaloso.
|
|
Aquella bestia arrogante
|
alzó la cabeza desafiante
|
hizo giro de cuartos traseros
|
y embistió
|
el temor del sabanero
|
sucedió
|
su caballo en el barro resbaló
|
y en medio del temporal
|
la furia del animal
|
al caballo acorraló
|
bestia y sabanero
|
rodaron por el suelo
|
era claro que ese duelo
|
lo ganaba aquel bovino
|
que con cachos asesinos
|
al caballo aguijoneó.
|
|
Una lágrima empezó a resbalar
|
lágrima de cólera, de rabia contenida
|
pues su bestia querida
|
tendría que sacrificar.
|
|
Levantándose de un brinco
|
abandonó la montura
|
sacando su bravura
|
a relucir
|
|
No cabo, no cabito
|
no e’ final
de camino
|
este toro por sangrino
|
no me va baldar
|
si la bestia no se va a parar
|
a mano, a la pura mano
|
me va sentir
|
este toro barcino
|
aunque sea asesino
|
no me va humillar
|
|
Cabito tírele la soga
|
que se nos acaba la luz
|
agárrelo de la testuz
|
si se resbala se ahoga
|
El Sabanero agarró baqueta
|
Y sacándole una suerte
|
al toro le gritó.
|
|
Quizás pague con mi muerte
|
el sacrificio de mi caballo
|
y que me parta un rayo
|
si no hay cariño ma’
fuerte
|
que el que se le tiene
|
al animal que doma
|
y ya nadie me detiene
|
pa tirar este bicho
|
hasta arriba de la loma.
|
|
Y fue así
|
Sabanero y ayudante
|
sacaron su talante
|
y como si no pasara nada
|
el barcino buscó su manada.
|
|
Después de un corto silencio
|
otro grito se escuchó
|
|
¡Huip, huip, huip!
|
Siento la sangre caliente
|
tengo ganas de llorar
|
mi madre parió un valiente
|
que no sabe recular
|
y por un Dios que está en el cielo
|
y no me quiso en ningún hueco
|
prefiero caer muerto
|
que fallarle a este suelo
|
¡mi suelo
guanacasteco!
|
¡Uyuyuy
Bajura!
|
|
Dedicado a
|
Polín Poveda y
|
Alcibíades Ruiz
|
Sabaneros eternos
|
en los potreros del eterno
|
y a Jacinto Álvarez Rodríguez
|
que todavía cabalga
|
en los potreros de la vida.
|
Y sobre todo a mí tata que alguna vez
|
Pasó por esto.
|
|
|
DUELO
|
|
El cielo se ha oscurecido
|
amarillento está el potrero
|
en una esquina el sombrero
|
Guanacaste está herido
|
ha partido un sabanero.
|
|
Cada vez son menos
|
los que cubrieron de gloria
|
enriquecieron la historia
|
y abrieron los caminos
|
labriegos y campesinos
|
orgullosos pamperos
|
triste Guanacaste en pleno
|
ha partido un sabanero.
|
|
El otrora pastor
|
ahora será pastoreado
|
será rebaño del señor
|
este hidalgo caballero
|
el eterno sabanero
|
poco a poco marginado
|
será un recuerdo, será olvidado.
|
|
La albarda no chirreará más
|
el calabazo guarda sus lágrimas
|
su bestia, siente su ausencia
|
solo alegre en su presencia
|
los que se adelantaron
|
.......las animas.
|
|
Sabaneros que dejaron
|
herencia imperecedera
|
a generaciones venideras
|
que no lo reemplazaran... Jamás.
|
|
Dedicado al
sabanero
|
que siempre vi en
|
Jacinto
Álvarez Rodríguez (q.e.p.d)
|
y a todos los
que como él cabalgan
|
los potreros del Señor.
|
Y a los que
aun con vida
|
ennoblecen esta provincia.
|
|