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Pólvora y juegos pirotécnicos de nuestro pueblo

 

Destellos de luces, dibujos multicolores y constante sonar de pólvora.  Sí, este es un indicador que hoy en nuestro pueblo las fiestas patronales y otras celebraciones, están en su mejor momento.

 

Desde décadas, esto ha sido un constante disfrute, de niños y grandes, aunque en el pasado se notaba estallido de bombetas, cachiflines y triquitraques, el torito, la bola de fuego y las ruedinas.

 

Algo sobre la pólvora

 

La pólvora es una sustancia explosiva utilizada mayormente como propulsor de proyectiles en las armas de fuego y como propulsor con fines acústicos en juegos pirotécnicos.  Está compuesta en determinadas proporciones por carbón, azufre y nitrato de potasio.

 

La combinación pólvora y otros elementos químicos con presencia de combustión producen luces multicolores, originándose así lo que comúnmente llamamos juego de pólvora.

 

Se dice que la pólvora fue inventada por los chinos para hacer fuegos pirotécnicos y armas; pero los persas y árabes la introdujeron a Europa alrededor de 1200.  De aquí fue trasladada a América en la época de la conquista.  En nuestro país ya a partir del año 1850, con los turnos que eran parte de la fiesta popular se quemaban los juegos de pólvora, así mismo, los juegos pirotécnicos llegaron a formar parte importante del programa de las llamadas fiestas cívicas nacionales.

 

Historia de las bombetas del 14 y el cordel del 15 de agosto

 

En el año 1948 por razones políticas da inicio lo que se denominó en ese entonces, la Revolución del 48.  Esto hizo que Gregorio Alpízar "Goyo" conocido campesino agricultor de la comunidad, fuera uno de los enlistados para ir a "pelear" como él lo decía en ese momento.  Goyo fiel religioso y devoto de la Virgen, decide hacer una promesa: "Si regreso con vida de la revolución pagaré todos los años, la pólvora necesaria para la celebración del día de la patrona".  Es importante saber que el 15 de agosto es el día oficial para la celebración de la fiesta en honor a la Virgen de la Asunción en Ciudad Colón.

 

Dichosamente Goyo regresó con vida como era su deseo y el de sus seres queridos.  Es por esta razón que ininterrumpidamente desde el año 1948 y hasta la fecha, se revientan doce bombetas el 14 de agosto a las 12 M. D., fecha víspera del acontecimiento principal de la Virgen de la Asunción.  El 15 de agosto, día de gran importancia para los creyentes de nuestra comunidad, después de la celebración de una Misa Solemne presidida normalmente por altas autoridades de la Iglesia Católica, se revienta nuevamente un cordel colocado alrededor del templo y que consta de unas doscientas bombetas sonando secuencialmente, seguido luego de 12 bombetas que en las alturas truenan dando así final a la celebración solemne.

 

Es importante mencionar en este relato, que Goyo (q.d.D.g.) en el año 1993 después de una enfermedad terminal, presenciando y escuchando el tronar de las bombetas del 14 de agosto, con lágrimas en sus ojos, me pregunta lo siguiente: ¿qué va a pasar con esta promesa y con estas bombetas, cuando yo no esté?, la respuesta mía no se hizo esperar: "Papá no se preocupe, que yo continúo la promesa y me encargo de que esta tradición no termine".  Es así como todavía hoy Goyo no deja de escuchar el tronar de las bombetas en la patria celestial.

 

A la par de los festejos en honor a la virgen, en nuestra comunidad se celebraban las llamadas fiestas patronales, a las que hoy se llaman simplemente "fiestas".  En ese entonces, la celebración se hacía en el centro y abarcaba la plaza con sus partidos de fútbol, los bailes populares en el antiguo mercado, las marimbas en las esquinas de las pulperías y los infaltables chinamos de comidas criollas combinadas con maní garapiñado, manzanas escarchadas, sorpresas, algodón de azúcar, churros, entre otros.

 

El juego de pólvora de las fiestas

 

Alrededor de las 8 de la noche reventaba la primer bombeta y en este mismo instante iniciaba el sonar de la alegre "cimarrona", indicando que daba inicio el juego de pólvora.  La mayoría de la gente dejaba sus puestos y se aglomeraba alrededor de la plaza de fútbol y empezaba el accionar nervioso y emocionado de Adán Badilla (q.d.D.g.) que por muchas décadas fue el encargado de la pólvora y los juegos de pólvora de dichos festejos.  Luego de esto, la primera ruedina se hace presente en el centro de la plaza con constante luz de color amarillo acompañada de triquitraques; una vez finalizada la ruedina, se nota la gran inquietud de niños y jóvenes, en cierto modo atrevidos, ya que una bola va a hacerse rodar calle abajo frente a las gradas de piedra del antiguo templo; esta bola disparando perseguidores encendidos o cachiflines se hace presente en el gran alborozo del público espectador.  Claro está, el nerviosismo era opacado con el gran placer de observar y escuchar esta bola de fuego.  Así entre gritos y aplausos continúa el espectáculo; pero llegó el momento final y más importante, el torito va a ser encendido, gente corre a protegerse y otros, los valientes tratan de acercarse más al evento final.  El torito es colocado en la espalda del valiente hombre que se atreve a transportar este animal de fuego, por los lugares más seguros para no provocar ningún incidente; cosa que nunca se cumplió porque la emoción del espectáculo era pasarlo por donde se encontraba la mayor cantidad de gente.

 

Era tal la euforia del transportador del torito que en varias ocasiones era introducido en los bailes populares que se realizaban en el antiguo mercado, esto provocaba un gran desorden, tanto que las chispas quemaban las medias y los estrenos de las damas danzantes en ese momento.  Además se dice que muchos vivillos o aprovechados esperaban la entrada del torito al "salón de baile" para colarse sin pagar la entrada.

 

Debido a la gran popularidad de los festejos patronales en nuestro pueblo, era común ver muchos vecinos provenientes de lugares tales como Santa Ana, Belén, Puriscal, y La Guácima; y se cuenta la historia de una vecina proveniente de Belén, fiel seguidora de los juegos de pólvora, a la cual un perseguidor le dio alcance quemándole su estola, la cual era de estreno para esa gran ocasión.

 

Las mascaradas en el pueblo

 

Los payasos o mascaradas no pueden faltar en las celebraciones de nuestro pueblo.  Aunque hoy ya casi no se escuchan, en tiempos pasados no podía faltar el sonido característico del cachiflín, hoy llamados cohetes.  Si nos remontamos a cuatro o cinco décadas era común ver a don Chico Mendoza (hombre activo en el accionar de la comunidad), con un puñado de cachiflines haciéndolos sonar en cada esquina de las polvorientas calles, anunciando el recorrido del diablo, la giganta, la calavera, la segua, el torito, entre otros, para el disfrute de grandes y chicos.

 

Ayer y hoy

 

En el pasado, la pólvora y los juegos pirotécnicos eran de fabricación local y de modo artesanal.  Los cantones fabricantes por tradición eran: Aserrí, Alajuelita, Escazú y Quircot de Cartago; de estos lugares se transportaban para las diferentes celebraciones en todo el país, y en el caso particular para nuestro pueblo Villa Colón.

 

Una gran mayoría de pobladores, hoy adultos de nuestro cantón, recordamos con nostalgia esos juegos de pólvora, con sus tradicionales ruedinas, cachiflines, lluvia, que ya son cosa del pasado; a cambio de esto, hoy disfrutamos de juegos pirotécnicos modernos, con pólvora importada de China, país que dio origen a la misma.

 

Esta milenaria cultura, a través de los años ha perfeccionado el arte de los juegos pirotécnicos, no solo suministrando espectaculares luces y formas, sino algo muy importante, la seguridad tanto en el manejo de este material como en el momento de su ejecución.

 

Hoy día disfrutamos de las bellas formas y luces multicolores producidas por un pequeño volcán a una altura de 50 centímetros, como también disfrutamos de grandes bolas y coloridos dibujos en lo alto del cielo.

 

Debido a la gran seguridad y belleza de esta pólvora, en nuestro pueblo se ha fomentado un ya tradicional juego de pólvora en los diferentes hogares, esto produciendo en el mes de diciembre un mes lleno de luz y alegría que culmina con una gran actividad final en diferentes sectores el 31 de diciembre a las 12 de la noche.

 

Es de mucha importancia, aunque todos lo sabemos, que a la par de la gran satisfacción que producen los juegos pirotécnicos para nuestros sentidos, debemos extremar las precauciones con su uso.

 

La pólvora es para disfrutarla y recordemos siempre que: "LA LUZ ES VIDA".

 

Autor Alberto Alpízar Villegas

20 de setiembre, 2006