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Los ranchos y sus gentes
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Nos contaba papá de las
pobrezas de antes y los que ellos habían pasado. La mamá de él era una indita de aquí, de
Pacacua, se enredo con un señor alemán y nació él;
luego la dejó y se casó con otra señora.
Y a él le decían alemán pobre y a nosotros los hijos nos decían
también alemancillos pobres.
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Luego a mamita o
sea la mamá de papá, tuvo mas hijos, pero cada uno
con su tata, seguro era calientita.
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Ellos, un día
tenían que comer y que beber, otros días no tenían nada, pues como estaban
muy pequeñillos y lo único que comían eran quelites, o sea puntas de ayote,
de chayote, tococos, toritos, era puro monte, algo mas
que ajustaban, hacían una torta de huevo con masa y la hacían pedacitos y la
echaban en la sopa, claro era riquísima y a cualquiera le sacaba la anemia,
no crean a mi me toco comer igual, pero era rico, también comí mucha sangre
de res, pero había que mañanear para ir al Rastro
en donde mataban el ganado y los chanchos.
Yo me levantaba a las dos de la mañana y me iba con una señora, había
que llevar tarros u ollas para que se le echaran, pero si uno llegaba a las
cuatro de la mañana ya no había nada.
A la sangre le echaban cominos, orégano y chicasquil,
pero sabia de lo más rica. Mientras uno andaba en el Rastro la mamá se
echaba unas tortillas, y nos comíamos unos gallos de sangre con café, y jale
para la escuela, ya bien llenos. Esta escuela
sirvió de cárcel para una política y para un 31 de diciembre los echaron
afuera después de la misa de 12 de la noche, yo lo cuento porque a mi papá
ahí lo tenían preso; En una revolución hace 57 años, con el tiempo fue la
Municipalidad de Mora, y, ahora es la escuela de enseñanza, muy bien hecho
porque aquí venimos a aprender personas tanto mayores como muchachos y niños.
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La vida de ahora
es muy diferente a la de antes, comenzando por las casas, antes lo que habían eran ranchos cerrados de palos de pichón, o sean
itabo. También se les ponían madero
negro y guachipelín, era bonito porque ahí
retoñaban y echaban hojas. El techo
era de paja o sea cabeza de caña, pero eran muy fresquitos, otros ranchitos
se cerraban con barro las paredes y cuando habían periódicos se les ponían
para cerrar alguna rendija, y cuando ya uno sabia
leer un poquito, ahí se entretenía, preguntando por tal palabra, todo era
bonito, los pisos eran de pura tierra y uno los rociaba y bien barriditos,
daba gusto esos ranchos, lo que pasaba es que muchos se quemaban.
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Bueno como los
ranchos se cerraban con palos entonces habían en
ellos mucho chapulines, grillos, garrobitos,
chicharras y según épocas chicharrones que eran muy grandes. Como entre las tres y cuatro de la tarde ya
se oscurecía, más si llovía, entonces empezaban a cantar los chapulines y los
grillos, aquello parecía una orquesta.
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La mamá de papá
sufrió mucho porque antes se llevaban los muchachos para el cuartel, el otro
no le gustaba el trabajo y de ahí le pegaba a mamita y le tiraba los platos
de comida en los pies. Y una noche
oyeron a tío dando gritos y se levanto mamita asustada y era el espíritu malo
que se estaba llevando. Lo agarró el
diablo de los brazos y lo estaba sacando por una rendija y empezó mamita a
tirar agua bendita, escapularios, rosarios y medallitas, y nada, dicen que
cuando vieron lo tenia en el aire y un humarascal y puro azufre, entonces invoco la Santísima
Trinidad y el Santísimo, y lo ha dejado caer y de mala suerte cayó encima de las
piedras donde cocinaban, claro todo quemado y aruñado, y hablar nada, no le
salían las palabras, nada mas hacia señas, que con
cachos, como si le estuviera poniendo los cuernos. Eso le pasó por malcriado con la mamá.
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Ahora alisten sal
y limón ácido. Pongan atención lo que
le pasó a papá y los hermanos. Como
eran tan pobres nunca comían carne ni muchas cosas, y el día que había carne
seguro era una fiesta. Y seguramente
eran dejados también; como se les había caído el fogón, cocinaban lo que hubiera
en el suelo. Un día se fue papá y los
hermanos a pasear un ratito porque había luna, lo mas
bonito. Entonces mamita tenia unos granitos de frijoles y como estaba sólita los
puso al fuego, les echo culantro y unos guineos, apenas se medio cocinaron
cogió un caldito, se lo comió y se fue a acostar, lo medio apago el fuego y
ya cuando llegaron papá y los demás, como estaba tan clarito se sentaron por
ahí y sacaron fríjoles, pero decían que sabían tan ricos y la carnita estaba
muy rica, entonces dijo uno -¿de donde cogería mamá
carne si no había nada?; bueno se chuparon cuanto huesito salía en el caldo,
y se acostaron bien llenos. Otro día a
las cuatro de la mañana, los despertó el gallillo, y lo primero que se
acordaron fue de la comida de carne y de una vez le preguntaron a la mamá que
de donde había cogido carne para los frijoles: se devolvió mamita y les dijo
-¿nonecos, estaban soñando o fue que venían borrachos?; pero como había uno
malcriado se devolvió y le dijo - "ah seguro fueron los angelitos que nos
trajeron carne, como somos tan buenacitos". Entonces se arrimaron a la olla y la
destaparon y por encima andaba los pellejos, los que no se habían cocinado
bien, estaban como cueros. Cuando
mamita vio solo dijo -"¡Alabado sea Dios, La Santísima Trinidad!, Qué es eso,
me voy a morir de asco que cochinada, son sapos que cayeron en los fríjoles,
temprano estaban cantando debajo de la cama, boten esa suciedad, me voy a
arrojar, como decían antes". El
malcriado dijo -"Dios libre que los boten, como no están ricos", metió una
cuchara y le salió todavía un pedazo de manita y empezó a chapárselo, "que
rico, hasta que están mantecosos de gordura".
A los días vuelven a comer de noche, otra vez hicieron un caldito de
quelites, pobrecitos fue peor o casi igual, cuando comió papá él creyó que
eran rollitos de quelitas y todo contentico se paró
con el plato en la mano y le dijo a mamita- "que duras que están los rollitos
de puntas y como que muy tostados", entonces le dijo la mamá- "no, Rafael
eran solo dos rollitos, uno se lo a su hermanito y el otro yo me lo comí,
entonces con el tizón prendido alumbró el plato y eran dos chapulines juntos,
seguro cayeron en la sopa y los agarró papá con la cuchara y allá fueron a
dar -"Dios mío, me voy a morir del estomago, todos
los mordisquié y creyendo que eran Quelites se
Chupó toditas las patillas y se había tragado todo el jugo, claro ya no fue
solo él, fue mamita también y empezaron para adentro y para afuera y va de
arrojar; Decía papá que como no había interiores, ya el cerco no tenia por donde ir, ya usted
sabe a que, hasta que le corría por las piernas, si sé arrecostaban
las arrojadas les andaban por el pescuezo y el pelo, y a como pudo papá cogió
un cuchillo y agarro aquellos palos que cerraban el rancho y no les dejo una
sola hoja y decía - "estos palos tienen la culpa"; y de veras estaban llenos
de chapulines, "que asquerosidad, yo me hubiera quedado sin tripas del asco",
pero los pobres sapos y los chapulines les toco más feo, morir como no
imaginaron nunca, que los llegaran a cocinar y por igual los chapulines. Yo con solo escuchar estas historias me
muero de asco, ahora los que comieron los sapos y se chuparon el jugo de las
patas de los chapulines pobrecititicos, algo de
nunca olvidar y ¿ustedes qué piensan?.
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