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La bruja Zárate
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El
misterio de la piedra blanca
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El
misterio de la Piedra Blanca
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Tuto
Yoyo era el mote de aquel Escazuceño valeroso que
tuvo el ánimo de subir solo una noche a la montaña donde moran las brujas,
los duendes y los fantasmas, y llegar, sin miedo, hasta los predios mismos
donde campea la bruja Zarate. Fue este
valiente hombre el que estuvo a punto de develar el misterio que está
escondido en la gran Piedra Blanca de Escazú.
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Contaba
don Tuto, uno de los parroquianos más viejos de este lugar, que para los días
martes y viernes, cuando eran de luna llena, las brujas, montadas en sus
escobas de norte a sur Escazú sobrevolaban y por los techos de las casas
pasaban, en las calles chiroteaban para terminar en la cúpula de la iglesia
bien sentadas.
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Una
noche en que don Tuto tuvo que levantarse presuroso para hacer una necesidad
en el cerco de su casa que retrete no tenía, dio la casualidad que quedó de
cuclillas mirando de frente la imponente montaña que se levanta al sur y...
cuál sería su sorpresa y asombro cuando en la lejana penumbra divisa cómo,
por un boquete de la roca montañosa, centenares de brujas entraban y salían
entre bandadas de cuervos y murciélagos que lo mismo hacían.
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Don
Tuto, hombre valiente y arriesgado, dos veces no lo pensó y, ciñiéndose bien los pantalones, ponerse en camino a esas
horas no le importó. Y fascinado por
aquella negra boca que tantas brujas tragaba y escupía, hasta ahí se
dirigió. Cuchillo y cubierta en faja
metió, un poco de tabaco en su bolso echó, mirando al cielo se hincó, una
oración rezó y, santiguándose, cuesta arriba en camino se puso.
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Y
sin quitar la vista a aquella ventana de las tinieblas y sin detenerse un
momento subió y subió nuestro aventurero hasta jadeando llegar. Por el oscuro boquete quiso entrar, pero en
ese preciso momento, un duende se le. aparece para esta pregunta lanzar:
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-¿Adonde
caminas forastero noctámbulo?
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-Quiero
ver que hay en esa cueva de las brujas tan negra y profunda, -contestó don
Tuto-.
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-No
es una cueva -dijo el duende-. Es un
encanto. Y las brujas que en tropel
veis entrar y salir son las hadas mensajeras de Zarate, la reina de las
brujas. Y esta inmensa roca que
miráis, del tamaño de toda esta montaña, es la Piedra Blanca, es pura piedra
viva, que con el tiempo se cubrió de musgo y el musgo se convirtió en un
frondoso bosque por donde trepa, como parásita, el bejo
de yazú. Y
en el centro y en lo profundo de esta gran piedra lo único que hay es un
encanto, el encanto donde está encantada la Tule Vieja por obra de la bruja
Zarate que la hechizó.
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-¿Y
quién es la Tule Vieja? -le preguntó don Tuto-.
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-La
Tule Vieja -contestó el duende- fue, en Escazú, la doncella más bella, que
una noche se escapó de la casa gimiendo, gritando y llorando como loca
porque, su prometido se le había ido.
Y era ya avanzada la madrugada cuando, cansada de tanto gritar y
llorar, la encontró la bruja Zarate quien, con la promesa de llevarla donde
estaba su amor perdido, en el encanto de la Piedra Blanca terminó. Y ahí, sin poder salir nunca más, encantada
está la que más bella fue.
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-Mientes
muy mal, duendecillo infernal -replicó don Tuto-. ¿Acaso no sabes que esa doncella bella es
María del Rosario que de mí se enamoró y después me traicionó? Mándala a llamar que me la quiero
llevar. Y se metió el duende a lo más
profundo del encanto para con el espanto pronto regresar. ¡Pero ya no era la bella María del
Rosario! Ahora era la Tule Vieja fea
que salía de ese mundo de los aparecidos y con una vigorosidad tan
bestial y brutal que ni la fuerza de veinte caballos juntos la podían sosegar. Pero este espanto de las tinieblas
no amedrantó a don Tuto quien, acordándose del mágico bejuco de yazú que por esos montes abundaba, en un santiamén uno
cortó y con el mismo a la Tule amarró.
Y fue así como este espantoso ser perdió su diabólico poder. La Tule, con el bejuco de yazú, amarrada quedó.
Don Tuto de la montaña mansita la bajó, a su casa la llevó y hasta en
la iglesia la metió.
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Los
serenos, que en la noche el espectro vieron, dijeron por un ventanal verlos
entrar y cerca del altar mayor un ritual celebrar. Era ya 29 de septiembre, día del santo
patrono de Escazú, san Miguel Arcángel.
Y al ser las doce horas en punto de ese día de fiesta patronal era
cuando entonces sí se oían las bombas de doble trueno tronar al tiempo que un
cachiflín anunciaba que ya salía, por la sacristía, la mascarada bailando al
son de la filarmonía, y bailando también don Tuto con la Tule Vieja que mansa
la conducía.
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Era
el Escazú mágico de antaño que tanto cantara este viejo trovador. Era el Escazú alegre y pintoresco, tan
lleno de color y sabor alrededor de su plaza, su escuela, su cabildo y su
iglesia.
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***
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Reseña
histórica.
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Quienes
tuvimos la dicha de conocer a don Tuto el juglar y de su boca sus hazañas
contar, esta es la imagen que de él pudimos grabar: sobre su cabeza, un raído
sombrero de pelo; un buen bigote le adornaba y la cachimba que no le faltaba;
un viejo saco que siempre le abrigaba y el bastón en que se apoyaba cuando la
reuma lo aquejaba. Y de la Piedra
Blanca y su oscura cueva, en el misterio nos dejó; del bejuco de yazú, su magia y su virtud nos enseñó y, de la Tule
Vieja, el ánima en pena de quien en vida María del Rosario se llamó.
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Este
relato, recogido en vivo de los labios de don Liborio Constantino de Jesús
Fernández Delgado (Tuto Yoyo), en el año de mil novecientos sesenta y tantos,
combina la historia de, su persona, de su visita a la Piedra Blanca y del
bejuco que ahí nace, con el folclore, la tradición, la leyenda y el mundo
imaginario de don Tuto. Separar estos
elementos, separar estos géneros, sería desnaturalizar y falsificar lo que
tienen de ciertos unos hechos y lo que tiene de maravilloso la fábula. Debemos cuidar, con celo, el regalo de este
hombre que nació en Escazú el 22 de julio del año 1888 y murió en el mismo
lugar el 12 de octubre de 1987. Más de
noventa y nueve años vivió don Tuto que tanto del vino y la cachimba gustó.
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El
dibujo de una bruja montada sobre su escoba en la portada es creación
artística de Manolo Sandí Trejos. Es
la bruja que lleva el escudo oficial de la Municipalidad de Escazú, por un
certamen donde el ganador fue el dibujante y artista Sandí Trejos.
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J.A.C.G.
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Escazú
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3-9-2006
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