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VIII. EL VENADO
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NUESTROS INDÍGENAS llamaban al venado cola
blanca, capasurí (William Mora M., "Cacería
amenaza al venado cola blanca", La
Nación (San José, CR), 12 de setiembre, 1986, p. 1 B.). Su nombre científico es Odocoileus virginianus y pertenece al orden: Artiodactyla, Familia: Cervidae
(Leda Malavassi
Rojas, "El venado cola blanca", Disfrutemos
Costa Rica 3:8, ag., 1994.).
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El venado
cola blanca tiene una amplia distribución, se extiende desde el sur de Canadá
hasta Sudamérica, aquí desde el sur de Colombia y Venezuela hasta el norte de
Bolivia, al oeste de los Andes hasta el sur de Perú y del este de los Andes a
través de la costa y sabanas al norte de Colombia y la Guyana Francesa (Daniel H. Jansen, Op. Cit., pp.495-496.).
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En Costa Rica
su hábitat es el Pacífico Seco, principalmente en la provincia de Guanacaste
y Puntarenas (Isla de San Lucas); sin embargo, hasta mediados del siglo XX,
habitó zonas desde el nivel del mar hasta los dos mil metros de altitud en
ambas vertientes.
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Los venados
cola blanca de Costa Rica son de la misma especie que los de Estados Unidos y
Canadá; no obstante, son un poco menos pesados, aproximadamente unos treinta
kilogramos. Solo los machos tienen
astas con las que luchan entre sí durante el cortejo por las hembras. Las astas se les caen después de la época de
reproducción y les crecen nuevamente en el siguiente período reproductivo. Esta especie pertenece a los mamíferos
herbívoros ramoneadores que comen las hojas tiernas
de los arbustos, hierbas y árboles; consumen además frutos como nances,
jocotes, guácimos e higos, pero su dieta también varía estacionalmente.
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Como en otras
partes del mundo, el venado cola blanca en Costa Rica es selectivo en su
alimento, ya que la disponibilidad de éste es uno de los factores importantes
que guían al venado en el uso de varios tipos de hábitats. Por ejemplo, en el
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"... Parque Nacional Santa Rosa, los
venados ramonean las ramas y hojas dicotiledóneas. Durante la primera mitad de la época
lluviosa forrajean a las orillas de los bosques en áreas dominadas por
potreros. Los alimentos preferidos son
las hojas grandes de Cochlospermum vitifolium y las hojas de Spondias
momlin, S. radlkoferi y
S. purpurea. También comen bellotas de
Quircus oleoides,
semillas de Sterculia apetala,
y frutos de Guazuma ulmifolia,
Ficus spp. Y
Byrsonima crassifolia... en
la isla San Lucas,... nuevas especies que aún no habían sido citadas como
‘alimento’... incluyen los pastos Brachiarea spp, Cenchrus echinatus, Opplismenus spp y Agave spp, Aphelandra spp, spp, Melanthera nivea, Priva lappulacea, Seda spp y Selaginella spp y las hojas de los árboles y arbustos Acacia spp, Anonna spp,
Cordia spp Eugenia salamensis, Luehea spp, Pithecelobium dulce, Rhizophora mangle y Semarouba
glauca" (Ibídem., p. 496.).
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Aunque el
venado puede subsistir largos períodos con agua obtenida de la vegetación, la
presencia de quebradas y ojos de agua son un factor importante en el hábitat
ocupado, principalmente en la época seca y, a menudo son usados para escapar
de los depredadores. El venado es una
especie que ha sabido aprovechar la alteración del hábitat a su beneficio,
por lo que
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"... es común ver venados cerca de
potreros a orillas de calles donde pueden encontrar una combinación de área
abierta con vegetación primaria o secundaria donde encuentra tanto alimento
como refugio" (Leda Malavassi
Rojas, Op. Cit., p. 8.).
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Los períodos
de nacimiento pueden variar según la región, pero los nacimientos son más
frecuentes en abril y mayo. Los
períodos de gestación son de doscientos días, generalmente tienen solo un
cervatillo, aunque se han dado casos de partos gemelares.
Los cervatillos nacen de color oscuro
y con manchas en la piel. Durante los
dos primeros meses de vida la madre los deja en la vegetación densa y regresa
a alimentarlos cada cuatro horas. Este
acto solo se da cuando la madre está segura de que ningún depredador está
próximo; aunque poseen varias formas de alertar al retoño de algún peligro
como por ejemplo, el movimiento de la cola y la emisión de olores especiales.
Después de este período los
cervatillos siguen a su madre por un año más. Siendo pequeños los venados pueden ser
atrapados fácilmente, ya que no pueden correr; pero una vez que alcanzan su
tamaño adulto pueden desplazarse a cincuenta y cinco kilómetros por hora y en
situación de peligro saltar hasta dos metros cuarenta centímetros.
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Es una
especie que, a principios de siglo, era muy abundante en nuestro país, pero
la caza indiscriminada y la destrucción de su hábitat amenazan con su
desaparición,
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"... según estudios llevados a cabo por la
bióloga Vivienne Solís, del Programa de Fauna
Silvestre de la UNA, se ha establecido que hacia 1903 se exportaban casi 30
mil kilogramos de pieles de venado (unos 40 mil cueros aproximadamente) rumbo
a Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y algunos países de Sudamérica. Existen referencias de que hacia 1840 un
buen cazador podía en estas áreas matar entre 30 y 40 animales por día" (William Mora M., Op. Cit., p. 1B.).
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En los años
de 1940 cuando había gran demanda por cueros de venado cola blanca, la
cosecha anual en Guanacaste fue de diez mil a cuarenta mil anuales, la carne
de venado era más barata que la de res y fue la dieta común de los perros de
los cazadores.
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Las continuas
presiones de caza junto con la casi total eliminación de los bosques en
Guanacaste, hizo que el venado casi desapareciera a finales de la década de
1960 (Daniel H. Jansen, Ibidem., p. 495.). Y no muy lejos hacia el comienzo de la
década de los noventa su hábitat también empezó a destruirse, los mismos
cazadores provocaron fuegos que arrasaron tierras en el Pacífico Seco. Estos incendios quemaron el bosque y el
follaje que forman la hojarasca y espesura que cubre y protege a la fauna
salvaje; así que ahora desprotegidos huyen para buscar refugio en cuevas y
guaridas, en las cuales quedan tostados por el fuego que calcina hasta la
misma tierra. Y no es todo, porque con
los campos desolados y en ruina, los cazadores furtivos retornan aprovechando
la desprotección de los pocos animales que han sobrevivido y los exterminan
despiadadamente. La preocupación por
la frecuencia de los incendios forestales, la corta de árboles, la actividad
inescrupulosa de cazadores ilegales y la destrucción del ecosistema, han
logrado en un sentido positivo construir criaderos, con el fin de impulsar su
reproducción. Por ejemplo, en la isla
de San Lucas, hacia 1966, se introdujo la especie y dos décadas después la
población ya rondaba entre 300 y 400 ejemplares (William Mora M., Ibídem., p. 1 B.).
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También se
han desarrollado proyectos de reproducción en cautiverio en Cóbano de Puntarenas, el Refugio
de Vida Silvestre de Palo Verde (desembocadura del río Tempisque) y en el
cantón de Cañas, Guanacaste. Tales
proyectos son auspiciados por autoridades gubernamentales nacionales e
internacionales, como el Departamento de Vida Silvestre de la Escuela de
Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional; el Ministerio de Agricultura
y Ganadería, la Dirección General de Vida Silvestre del Ministerio de
Recursos Naturales, Energía y Minas; la Sociedad de la Vida Silvestre y el
Fondo Mundial de Vida Silvestre. Asimismo,
los Comités de Vigilancia de Recursos Naturales (Covirenas)
construyen en sus propiedades criaderos cerrados y semiabiertos, cuyo
objetivo es ayudar al desarrollo y reproducción de los cervatos para fines de
explotación de su carne, piel o cachera y principalmente para facilitar la
liberación de especímenes adultos en los campos, para que cumplan su función
de dispersadores de semillas.
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Desde los
inicios de la década de 1990 existía preocupación, principalmente por parte
de la comunidad guanacasteca, para evitar su exterminio y la comercialización
de su carne.
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Cinco años
después, el venado cola blanca fue declarado como símbolo de la fauna de
Costa Rica, con el propósito de combatir el problema de la destrucción
natural y del exterminio de este espécimen de nuestra fauna, ya que las
actividades inescrupulosas de cazadores ilegales y de la destrucción del
ecosistema constituyen su principal amenaza.
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Información tomada de:
Ana Patricia Pacheco Ureña
COSTA RICA: sus
Símbolos Nacionales
Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio
Cultural
Ministerio de Cultura y Juventud
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