Consultas Inmuebles declarados patrimonio

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VII.  LA CARRETA

 

 

"En Costa Rica, pensar en la carreta es pensar en el buey...

Carretas, dibujos coloreados y canciones.

La carreta como canción al amanecer, al anochecer en los

caminos rurales y carreteras.

Un asunto para músicos y poetas; la música de las ruedas de las

carretas, con cierta melancolía en el paisaje vespertino, con cierto

misterio del paisaje de alba".

Joaquín García Monge, 1947  (Costa Rica. Ministerio de Cultura y Juventud, Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural. Expediente de bienes inmuebles declarados patrimonio histórico - arquitectónico. Museo de la Carreta. (San José: s. f.), s. n. f.).

 

AUNQUE SU era de oro haya concluido, la carreta es en nuestro país uno de los legados materiales más importantes heredados de nuestros ancestros y el símbolo nacional sin temor a equivocarse, de su espíritu de trabajo; su humildad la ha dejado inscrita en el alma de los costarricenses.

 

Una carreta propia que adaptó su estructura tradicional al medio geográfico, y se ha transformado en una de las huellas imborrables de nuestra nacionalidad; es además, particularidad y singularidad en un aporte a la cultura, al arte y a la técnica que nos otorga reconocimiento universal.

 

No solamente expresa folclore; aún cuando la sustituyen los modernos motores, todavía transita lentamente por los caminos.  Su aroma no es solo de cafetal, también de trapiche y de leña; es la madrugadora, es la del sol cuando está en el cenit; infatigable por los caminos polvorientos o lodosos, por los trillos que se abrieron en la montaña virgen.  Es también la asociación indisoluble de los bueyes y el boyero.

 

Nuestra carreta fue la compañía inseparable al mundo exterior, acarreó el grano de café, incansablemente; con tan sólo el cantar de sus ejes bulliciosos, canto melodioso del cual se sentía orgulloso el boyero; traía de retorno noticias y bienes de ultramar.  Su presencia fue el testimonio en el fervor de las celebraciones religiosas y festivas, y también en el fervor político y en los momentos más importantes de la familia campesina costarricense.  La carreta abrió las puertas del progreso a nuestros antepasados, construyó nuestra patria, constituyó una herramienta primordial en la construcción de nuestras edificaciones, templos y poblados, en la recolección de los cultivos.  Humanista, su servicio se hizo extensivo en el transporte de los enfermos; pero también se enamoró paseando a escondidas las parejas amorosas de los campesinos.  Indudablemente, la empatía natural del campesino costarricense hacia su carreta hizo que amorosamente la impregnara de luz, color, textura y canto y la identificó con una decoración peculiar, el tributo de su cariño.  Una carreta fiel y bondadosa, con su belleza, mostradora de su capacidad a toda prueba, que marcaría nuestro destino nacional, un hito histórico de la mayor importancia para discernir nuestra identidad cultural.

 

Después de 1960, la mecanización de la agricultura desplazó en mucho a la carreta; sin embargo, ésta aún permanece.  Se la encuentra en los valles altos, en los cafetales extensos de tierras empinadas, en las zonas quebradas o retiradas del territorio costarricense.  Aunque cada día su desuso aumenta, se procura hacer conciencia sobre la carreta como expresión sustantiva de la identidad nacional.  Se ha "folklorizado" este medio de locomoción:

 

"... desde ornamento de mesa hasta mesas hechas con ruedas de carreta y repujados en los objetos de cuero; la carreta costarricense es hoy vigente ante los ojos de los costarricenses, de una manera plástica más intensa que cuando se la usaba para trasladar el café o la caña" (Constantino Láscaris y Guillermo Malavassi, La carreta costarricense (San José, CR: Editorial Costa Rica, 1980), p. 30.).

 

El valor simbólico de la carreta como patrimonio cultural tenía que dejar huella; revitalizar y preservar la tradición del boyeo y las carretas en Costa Rica motivó para que las costarricenses Carmen Murillo, Cecilia Dobles y Giselle Chang realizaran una investigación, la cual constituyó el fundamento de la candidatura presentada por el país para aspirar a ocupar un sitio en la selecta lista de bienes culturales considerados patrimonio inmaterial mundial.  El estudio fue realizado con el patrocinio del Ministerio de Cultura y Juventud y la Unesco.  El 25 de noviembre del 2005, la tradición del boyeo y la carreta fue declarada por este último organismo como "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad".

 

Información tomada de:

Ana Patricia Pacheco Ureña

COSTA RICA: sus Símbolos Nacionales

Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural

Ministerio de Cultura y Juventud