Consultas Inmuebles declarados patrimonio

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Entrega Publicaciones 2013

 

 

 

El Circuito de Turismo Cultural Limón, Cahuita y Puerto Viejo, constituye un esfuerzo por dar a conocer a la comunidad nacional, la riqueza cultural presente en esta sección del litoral caribeño de Costa Rica.

 

La zona representa, un crisol étnico en el cual conviven hasta el día de hoy importantes comunidades indígenas, afrodescendientes, originarios de Jamaica y chinos que arribaron desde el lejano Oriente hacia fines del siglo XIX. También durante todo el siglo XX hubo migración de mestizos procedentes del Valle Central y de otras regiones de nuestro país, que se asentaron a lo largo del litoral caribeño. Su mezcla y su coexistencia armoniosa hablan muy bien del limonense actual.

 

Desde la década de 1980 se ha producido una importante inmigración de europeos, estadounidenses y suramericanos hacia las zonas de Cahuita y Puerto Viejo. Esto ha convertido a la región en un verdadero mosaico pluricultural y multilingüe, tan amplio y variado como no lo existe en ninguna otra parte del país.

 

Todos estos grupos culturales interrelacionándose entre sí, han construido las edificaciones, han dado origen a una gastronomía muy particular y son los creadores de un sinfín de manifestaciones artísticas que van desde la artesanía, a la pintura, la danza, el teatro, y las composiciones musicales, entre otras.

 

La guía nos permite conocer quiénes son los creadores de arte en sus más diversas expresiones. Qué producen, cómo lo hacen, cómo adquirieron la destreza para realizarlo y algo fundamental, cómo se les puede conocer y contactar. Con la información publicada en esta guía, esperamos difundir su quehacer en un ámbito más amplio y así contribuir a la comercialización de sus obras y productos.

 

Finalmente es importante señalar que la guía pretendió ser lo más exhaustiva posible, en cuanto a la identificación de los creadores artísticos. Sin embargo, estamos claros de que muchos quedaron por fuera en razón de que no fue posible contactarlos.

 

 

 

El Circuito de Turismo Cultural Valle del Diquís constituye un esfuerzo por dar a conocer a la comunidad nacional, la riqueza cultural presente en una de las regiones del Sur de Costa Rica.

 

En la guía podemos reconocer una muestra de la arquitectura más valiosa de la zona, desde el punto de vista del patrimonio histórico arquitectónico y que tiene su mayor expresión en la edificada durante el período de la compañía bananera (1936-1984), con sus viviendas en madera de influencia victoriana.

 

También podemos observar una muestra del potencial que ofrece la región a nivel de sitios arqueológicos, evidencia y testimonio de la ocupación del suelo en tiempos precolombinos (1500 a C al 1500 d C). Con sus inigualables esferas de piedra, un elemento cultural que distingue a la zona del resto del territorio nacional y único en el mundo.

 

La zona representa además, un crisol étnico en la cual subsisten hasta el día de hoy importantes comunidades indígenas, mayoritariamente de ascendiente Boruca, en medio de grupos mestizos que se establecieron en la zona durante el siglo XX y que provenían del interior de la República y de países vecinos.

 

No podríamos tampoco olvidar la rica flora y fauna, propia del trópico húmedo que ha condicionado en mucho el desarrollo y poblamiento de la región.  Especial mención merece el caudaloso Río Grande de Térraba, el más extenso del país y a cuyas riberas se han establecido desde tiempos inmemoriales los más diversos y disímiles pobladores.

 

Finalmente la guía nos permite conocer quiénes son los creadores del arte en sus más diversas manifestaciones.  Qué producen, cómo lo hacen, cómo adquirieron la destreza para realizarlo y algo fundamental, cómo se les puede conocer. Con la información prevista en la guía esperamos que ellos puedan vender sus trabajos y recibir contrataciones, para así difundir el trabajo de la región y ayudarlos económicamente.

 

 

 

Cartago, la antigua y primera ciudad capital de Costa Rica, sufrió desde su fundación los embates y la fuerza de la naturaleza, manifestada varias veces en nuestro país por medio de fuertes temblores y terremotos. De todos estos fenómenos naturales salió siempre airosa, sobreponiéndose al dolor y a la pérdida humana y material. En 1910, tras los terremotos acaecidos el 13 de abril y el 4 de mayo, Cartago, nuevamente salió triunfante.

 

Hace cien años, el Cometa Halley iluminó el cielo, ilusionó al científico, angustió al lego. Arriba, él fastuoso. Acá el debate: la ciencia y la tradición discutían si las señales en el cielo profetizaban desgracias en la tierra. Y quiso la casualidad que fuera ese el contexto en el que nuestro país enfrentó una de las más serias tragedias humanas y materiales de la historia nacional, que puso a prueba la resistencia física y emocional de nuestros abuelos y abuelas, quienes supieron responder apropiadamente a las condiciones en que la vida les colocó en aquella fecha. Luego del desastre y de las normales reacciones de llanto, angustia y desesperación, llegó la calma y hubo que "arrollarse las mangas" y ponerse a trabajar.

 

Este aniversario fue la ocasión idónea para destacar el bagaje de valores que esos antepasados costarricenses pusieron en práctica para enfrentar tan dura prueba y para que nos propongamos rescatar hoy esta lección dorada, tenerla muy presente y utilizarla en favor del desarrollo material y moral de nuestra patria en estos albores del Siglo XXI.

 

Esta tragedia natural incidió de forma relevante en la fisonomía de la ciudad de Cartago y especialmente en el patrimonio arquitectónico de nuestro país, por lo tanto, en el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud, no podíamos dejar que pasara desapercibido, y menos sin compartirlo con el público costarricense.

 

Es por ello, que con ocasión de la conmemoración del centenario del Terremoto de Santa Mónica, el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural quiso rendir homenaje tanto a quienes perdieron su vida bajo los escombros de la que otrora fuera una señorial ciudad, como a quienes, tras reponerse del dolor provocado por la tragedia, supieron actuar con valentía y sabiduría y levantaron de nuevo una ciudad, cuyo resultado constituye el patrimonio arquitectónico del Cartago actual.

 

Por ello, en mayo de 2010 nuestra institución se sumó al programa de actividades conmemorativas de este Centenario realizadas por varias entidades locales y nacionales, con la exhibición Fotográfica "EL TERREMOTO DE 1910 Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA ARQUITECTURA DE LA CIUDAD DE CARTAGO". Con esta exhibición, fue nuestro interés mostrar "la otra cara" del terremoto, no la del dolor, el sufrimiento, la desolación y la destrucción, sino la del resurgimiento de una ciudad con una nueva fisonomía.

 

Además, aprovechamos para promover la reflexión de los cartagineses para detener la continuada destrucción de lo que las generaciones pasadas construyeron y nos heredaron a todos los costarricenses.

 

Por esta razón, y dado que dicha exhibición fue un evento transitorio, pero que fue muy bien acogido y valorado por quienes tuvieron la oportunidad de visitarla, la Dirección del Centro de Patrimonio consideró pertinente darle un carácter de mayor permanencia publicando un álbum con todas las fotografías recabadas para esa exhibición, complementado con información histórica.

 

A propósito, recordamos la motivación que hiciera el Lic. Ricardo Jiménez Oreamuno a sus coterráneos cartagos, el día en que asumió la presidencia de la Republica apenas cuatro días después de este fatídico acontecimiento:

 

Hace sesenta y nueve años, nuestros abuelos fueron víctimas de un sacudimiento terrestre igual al de estos días.  Cayeron sus casas, no decayó su ánimo varonil. Rehicieron sus fortunas y nos legaron una República rica y contenta de su suerte. ¿Seremos tan menguados que lo que hicieron los abuelos no lo repitamos los nietos?...abracémonos fraternalmente, no para morir, sino para vivir; sobre todo para ayudar a vivir, para remover los escombros de infortunio que oprimen a tanto hermano infeliz.