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Certamen

"Tradiciones Costarricenses"

2014

 

Zona Liberia

Vivencias Liberianas: Ayer y hoy en los barrios

Los Ángeles, Los Cerros, La Victoria y Condega

 

CATEGORÍA

GENTE DE MI BARRIO

PRIMER LUGAR

"Por las calles de blanco cascajo"

Seudónimo: Domaque

Autora: Sra. Dora María Quesada Vanegas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por las calles de blanco cascajo

 

El cascajo blanco y polvoriento de aquella Liberia de los años 60, fueron espectadores de personajes que pasaron una y otra vez por ese polvo dejando huellas imborrables en la mente de los que nunca olvidaremos la Liberia de antaño.

Ellos fueron hijos del infortunio, detestados por unos, considerados por otros, pero eran nuestros hermanos que la naturaleza procreó.

Figuraron algunos que yo recuerdo por su apodo: Picho, Murundanga, La Chobota, Monki, Sambo, Panza y muchos más.

No supimos qué misión les encomendó el Creador en este mundo.

Sólo sé, que la calle fue su asilo y los pobladores su auxilio.

En general, todos ellos nos indujeron a reparar en el Señor, con amor y respeto por nosotros y los nuestros.

Entre ratos, cuando el verano despoja los árboles del follaje y pisamos esa alfombra de hojarascas, percibimos los pasos de aquellos que disfrutaron a su manera, de las callecitas de blanco cascajo.

El susurro juguetón entre las ramas del Guanacaste, nos deja oír la alegría y sinsabor de nuestros personajes callejeros que también son parte de nuestra idiosincrasia.

Por siempre viva en cada corazón, mi Liberia de ayer y de hoy...

 

 

 

Picho.

 

Álvaro Ángulo, pasó la mayor parte de su vida en el parque, mercado, Comandancia, y en la entrada de la puerta de la iglesia cristiana, siendo ésta su dormitorio, le gustaba colaborar en algunos quehaceres del sacerdote, pese a esto... dormía fuera de la "Casa de Dios".

Se comportó con respeto, lo que hizo ganarse el cariño del pueblo, en especial de todos los que laboraban en la Comandancia de Liberia.

Era bayunco, pero no por eso se fijaba en las muchachas, a las cuales de cuando en cuando les decía inspiradas palabritas de amor.  Dicen que vivió enamorado de Efigenia ("la Chobota").

Algunos términos usados por él: ¡Pachuco!... ¡Pachuco! ¡Toi gordo guevón! (está gordo), ¡No voy guayo! (no voy guardia).

Este personaje, parte de nuestra idiosincrasia, se ganó el amor de todo un pueblo.  Los funerales fueron con honores de "capitán" de la Comandancia.  Ese día, se agotaron las flores para adornar su sepultura, hubo caravana de carros, incluyendo "la fuerza roja".

Diría que..., más que un personaje de la calle, fue un ángel bajado del cielo, para hacernos sentir diferentes...

 

 

 

 

Come Pelo

 

 

 

Carlos Pérez, conocido como Come Pelo.

De figura delgada, sisimique, por las calles se le veía casi siempre jalando una pequeña carreta, cargando cualquier sanguanada...

Andaba guerén guerén.  Por donde menos se pensaba verlo, ahí estaba.  Con una gorra bastante deshilachada y desteñida, cubría su cabeza pelona.  A nadie se le ocurría quitársela, porque era un pleito de aquellos...

Fue uno de los pretendientes de Efigenia (La Chabota).

Cuando cumplió los 60 años, dijo sentirse inseguro como para meterse al redondel, mejor lo evitaba, pues más de una vez fue a dar al hospital.

Disfrutaba muchísimo perseguir los payasos en tiempos de fiesta; su alma de niño en muchas ocasiones salía a relucir y esa fue una de tantas...

Pronunciaba la letra "f", al final de las palabras: Panamáff....... Chepeff....... Plataff....... tragoff......

A Chepe Vega amigo suyo, para pedirle dinero le decía: -Chepeff-dame plataff... para para echarme un... tragofff.

Algunas personas, creen que quedó pelón, porque desde pequeñín tenía la manía de comerse el pelo de su cabeza...

 

 

Santos Carretillo

 

Santos López.

Se destacó como una persona chapetona, agradable, simpática.  Vestía de vaquero: camisa manga larga, pantalón de mezclilla, sombrero y botas.

Por el pueblo se le veía siempre jalando una carreta, en ella llevaba huesos sobrantes de las carnicerías, no se sabía para dónde..., una que otra vez también se le vio servir de "Patrulla", llevando consigo a algún noqueado de aguardiente..., juzgue usted.

Respetaba los "altos", para evitar algún percance, de seguro nunca tuvo una infracción.

¡Qué lindo sería que hicieran lo mismo, todos los choferes!

Aterrizaba en la cantina llamada "La Pradera", a echarse sus frías.  Tenía su forma muy particular de pedir: -Pito... Pito..., una chevecha, que sea "Heinequen", con esta en la mano, seguía tertuliando: -"Puya vía Pito, a penchón a mi mamá" (Pito, viera que la pensión de mi mamá...).

Murió atropellado por un vehículo.  Si este mal chofer, que mandó al otro mundo a Santos, hubiera respetado los altos como sí lo hacía él, tal vez tuviéramos a este personaje vivo...

 

 

 

 

Navarro

 

Todavía cursaba la escuela, cuando lo conocí en el Barrio Los Ángeles, ya que a menudo llegaba a la pulpería, que tenía mi papá.

Nadie le conoció familia, ni de donde era, ni para donde iba, dormía donde la noche lo cobijara con su manto negro...

Siempre se le vio mayate, bayunco y muy matrero..., eso y más era Navarro.

Cargaba siempre un saco de guangoche, lleno de chécheres y charbasca.

Fue un hombre de contextura mediana, un viejo y raído sombrero lo protegía del ardiente sol, fumador empedernido, sus dientes y manos las tenía amarillas...

La única mudada que poseía, era la que llevaba puesta, no se sabía su color, brillaba de mantecosa y mugrienta.  ¿A qué olía?- pues ni más ni menos que a un embarrijo de azufre y sebo soleado...

El jabón, el agua y el desodorante eran sus enemigos...

La planta de los pies crearon una gruesa y fuerte callosidad, que lo protegían al caminar, sus fuertes y grandes uñas de los pies le servían para rascarse o hacer uno que otro huequito en el suelo...

Cuando se paraba al frente de cualquier casa, le pasaban rápido "un gallito".  Sería por evitar su tufalera y hacerlo circular... o por caridad, juzgue usted...

Mi papá lo toleraba, entablaba grandes conversadas, se les oía reír a más no poder, los dos enrojecían como el tomate...  Navarro, manejaba una tos seca de tanto fumar.

Cuando le oscurecía, estando con mi papá, lo mandaba a casas solas o a alguna construcción del barrio Los Ángeles, a que durmiera.

 

Anécdota Un día... llegó la vecina doña Marina Ugarte, a reclamarle a mi tata:-por favor don Pablo, no me mande a ese señor a dormir en mi construcción, todo lo dejó hediondo y para peores hasta una enorme y hedionda "plasta"...  Mi papa no contestaba, pero se ponía rojito y muerto de risa....

 

 

 

 

Macho Muñoz

 

Fue un hombre muy perspicaz en las matemáticas, pero... el nocivo vicio del licor le cambió la personalidad.

Se le veía en el día, deambular por las calles del centro de Liberia, zigzagueando, los vehículos que por cierto eran escasos, se lo capeaban.

Usaba mucho mudadas color caqui, siempre con los cachetes coloraditos.  Entablaba conversaciones, quién sabe con quién o quiénes...

No le faltaba una media de "leche de burra" en la bolsa trasera del pantalón y otra en la mano.  Las que seguramente le daban valor, para no temerle ni al pizuica...

Andando hasta el olote, cantaba y gritaba a todo galillo.

Cuando veía a muchachos sentados a la orilla de las aceras, vacilando entre ellos, se paraba al frente, y... con mucha seriedad, señalándolos con el dedo pulgar les preguntaba: -cuánto es 2 x 4, esto hacía que entraran en pánico, jalando cada uno para su casa...

 

 

 

 

Tatalón

 

Miguel Ángel Martínez, conocido como Tatalón.

Se desempeñó de albañil.

Era alcohólico.  Estando laborando, a escondidas, se zampaba traguitos de chimiscol..., lo que lo hacía conversar más de la cuenta, además, se inspiraba en declamar hermosos poemas creados por él.

Versos que, los hubiera anhelado cualquier literato.

¡Lástima que no dejó plasmadas sus composiciones en alguna libreta!...

¡Qué embarcada se daban los que lo contrataban para trabajos de albañil y no sabían cómo era!...

 

 

 

 

Murundanga

 

 

 

Alberto Rodríguez, conocido como Murundanga.

Siempre "chichicaste", de estatura alta, cabello acolochado, ojos claros, de piel quemada por el sol.

Era hijo de Alberto Rodríguez a quien llamaban "gato"; es digno de destacar que este señor, cuidó con mucho celo lo que llamábamos La Granja Escolar, ubicada al costado oeste de lo que fue La Comandancia de Plaza.

Murundanga siempre fue muy alegre en las fiestas, gritaba al mejor estilo del sabanero.  Cada vez que se acercan las fiestas, le daba por decir a cuanta persona veía: -Cabo... Cabo... vienen las fiestas...

Dicen que cuando estaba en el Estadio y se hallaba frente a frente con "Zopilote" (personaje popular), era pelea segura...  Todos le abrían cancha, como si se tratara de un rin.  Solamente la alegre música parrandera de la cimarrona, lo hacía olvidarse del pleito, porque era bueeeno a la bailada ¡póngale compadre, hasta que amanezca!

 

 

Quesadita

 

Adolfo Quesada Rodríguez, conocido con el mote de Quesadita, hermano de "Chavo Quesada".

¡Imposible borrarlo de mi mente!, éramos vecinos en el Barrio Los Ángeles.

Fue un hombre de estatura pequeña, de risa contagiosa, la mayor parte del tiempo se portaba pacífico...

Se desempeñó como soldador, jugó fútbol, sobresalió como tramposo, casi casi profesional...  Jugaba naipes con: Henry Canales, Rolando Ugarte, Isaías Faerron (conocido con el sobrenombre de chispa), José y Leví Vega, Juanillo Vega, José Lanza, Guillermo Murillo (Texaco), Diego Asunción Gómez (el Paisa).  Este grupo de amigos lo bautizaron con el sobrenombre de "el Mariscal".

Curiosamente, siempre se las ingeniaba para salir ganador...  Después de una partida, le decía Rolando: -¿qué hizo compa?, él contestaba: -oro mayor, par de rojos, 2 ases y una que no me acuerdo...  En otra ocasión, le sugiere Rolando: -Compa; páguele siquiera al resto del grupo, aunque a mí no, a lo que contesta: - ni a usted ni a nadie Compa...

Al otro día, seguramente le remordía la conciencia y para no perder a sus contrincantes, cancelaba las cuentas...  ¿Cómo conseguía el dinero?, nunca lo supieron...

En luna llena, se le metía el pizuica... dándole por volcar los basureros de las calles.

 

Anécdota: Mi papá (Pablo Quesada), le gustaba madrugar para ir a la panadería a comprar pan calientito, Quesadita se dio cuenta y siguió madrugando pero..., no por comprar pan, sino para hacer fechorías, de ahí en adelante fue un tormento para mi papá...

Cada vez que mi Tata salía, Quesadita le salía por cualquier lado y lo vacilaba haciéndole muecas y bailándole con una rama, a la vez que se reía con sarcasmo...

Un día... Papá cansado de esta situación, fraguó esconderse con un enorme garrote y una varilla herrumbrada, detrás de un árbol.  Esperó pacientemente a que el majadero apareciera... Quesadita, con ojos chispiosos y muy somero, buscaba y buscaba a su víctima..., dejándose decir: -coche, creo que Pablo algo está maquinando...  Jamás pensó que lo sorprenderían fácilmente...  Consiguió papá darle una ruda cuereada y... lección aprendida, en adelante no volvió a hastiarlo por las madrugada.  Mejor dormía un poquito más...

Posteriormente, la familia de Quesadita se trasladó a la capital, donde sus hijos y esposa lo cuidaron con amor y mucha bondad, hasta que el Señor lo llamó...

Quizás se preguntarán, si se acuerdan o no de este amigo en el pueblo, claro que sí, rondan en el ambiente sus travesuras y mañas...

 

Quesadita

 

 

 

 

"Monki" o "Monkli"

 

Jesús Duarte, llamado "Chu", más conocido con el mote de "Monkli".

Vivió en el Barrio San Roque, hijo de Nicolasa Duarte, algunos la llamaban "doña Vacha".  Monkli, era un hermoso negro: alto, robusto, cabellos ensortijados, dientes grandes y fuertes.

Pionero en la venta de "granizados" o "copos".  Recorrió las calles cascajosas de Liberia, con un carretón ofreciendo los fríos copos: -¿cómo lo quiere, con leche o solo?...

De caminar lento, sin faltarle la gran sonrisa, para dejar ver sus molares, cual mazorca de maíz...

Lo conocí de pata pelada.  Al transcurrir el tiempo, comenzó a enfermarse de los pies, lo que lo motivó a ponerse chanclos.  Llegó el momento que dijo: -¡no podré caminar más por las calles que una y otra vez sintieron mis pasos y las del carretón...!

Esa sonrisa, del hermoso negro, estará siempre en la mente de los liberianos, de "aquella Liberia de los años 60"...

 

 

 

 

 

Pánfilo

 

Su nombre de pila: Olman Quesada.

Era un hombre alto, delgado, le gustaba ir a misa y se prestaba al vacilón.

Se hizo muy popular la expresión que él le decía a sus amistades: -¡vos fuiste!..., llegando a generalizarse en el vocabulario popular.

Perteneció a "los caballeros del santo sepulcro" en Liberia.  Un día... el sacerdote queriendo ordenarlos, le dijo a Pánfilo: -¡Aaaa... la punta Pánfilo!, a esta orden le contestó: -¡chambón!..., lo que provocó mucha risa en el resto de los compañeros que cargaban el sepulcro.

Era frecuente verlo acompañar cualquier funeral.

 

 

 

 

Chobote

 

De nombre Cándido López, vivió en el Barrio los Ángeles de Liberia.

Era de baja estatura, de risa sarcástica, se caracterizaba por tener barba de chivo.

Religiosamente al dar el reloj las seis en punto de la tarde, se paraba en cualquiera de las siguientes esquinas: en la Pulpería El Estanquito, donde la familia Palomino y en la esquina de su casa.  Una vez ubicado, daba rienda suelta a su sermón: -"y agora, los siete Arrieta y agora, los siete Pavones y agora, los siete Ugarte"... (Entiéndase el vocablo agora por el de la palabra ahora).  Según la esquina donde se paraba, cambiaba el apellido para hablar.  De carácter altanero y burlón, pero... al tratar con damitas, cambiaba totalmente, máxime al verlas en minifaldas, les hacía una serie de ademanes pidiéndoles se levantaran las faldas, algunas accedían, otras en cambio se enojaban y lo trataban mal.  Lo gracioso era que, si la mujer le parecía bonita le decía: - "si me good morning (si me gusta) y si la parecía fea, le decía: - "no me good morning" (no me gusta), desde luego, para él era un correcto inglés...

 

 

 

 

Margarito Lanza

 

Era vecino del Barrio Los Ángeles, vivía al frente de la casa de mis papás, su madre se llamó Cornelia, tenía varios hermanos.

Margarito, fue un hombre bastante moreno, de estatura mediana, "guáscaro", "sornero" laboraba con una carreta echa por él.  Siempre se le vio acompañado por varios perros, a los cuales con palabras grotescas trató de amaestrar.  No usaba camisa, la faja era un mecate doble amarrado al frente y los caites nunca le faltaron.  A pesar de ser empurrado, tenía un campito para el amor, ya que logró conquistar a una mujer llamada Ligia, de origen nicoyano.

Con esta señora, consiguió una parcela, en una zona inhóspita, cascajosa.  Se dejaba decir: -aquí, ni el "sisimique", se atrevería venir...

Nuestro amigo, para subsistir vendía: leña, hojas chiguas, escoba de monte.  A Ligia la montaba sobre la carga de leña, de rato en rato cuando se le metía el "pizuica", les mandaba mecatazos tanto a los perros como a su mujer.  Ella, andaba con las mechas sueltas, con grandes enaguas y con caites.  El pleito entre ellos, era como el aire que respiraban, porque no les podía faltar...

Cuando Margarito murió, Ligia se enamoró de nuevo.  Pero..., este nuevo compañero la trató con amor y respeto, parece que ella, eso lo hallaba raro, muy raro...

 

 

 

 

Guape Núñez

 

Conocido en el pueblo por ser bebedor de cachazo.

De aspecto mayate y de mal carácter.

Se le veía pidiendo limosna por las vecindad, para tomarse un trago de aguardiente.

Vendía tamales de cerdo, muy sabrosos por cierto.  Lo más curioso era que los cargaba en una lata mantequera (eran las latas de cinco galones, donde venía la manteca para que la vendieran por libras o derretida embotellada en las pulperías) sobre el hombro derecho, la cual colocaba sobre un gran paño arrollado, estos humeaban de lo calientito que estaban.

 

Anécdota: Recuerdo la vez que entró a vender tamales donde Pablo Quesada Vanegas y lo sorprendió una perra muy brava, del gran susto, los tamales corrieron por el suelo.  Guape se desmayó, Betty Vega lo auxilio dándole café tinto.

 

 

 

 

Panza

 

Roberto Antonio Obando Aburto.

Sobrenombre: Panza.

Le agradaba cantar el bingo del turno de la Iglesia La Inmaculada, para el 8 de diciembre.

Era saprisista hasta en la sangre, admirador del ex jugador Francisco Chico Hernández.

Cuando se juntaba con su amigo Baco, repetían las palabras conservadoras del locutor Mario Mac Gregory: "Tiro libre... Tiro libre..."  En la ciudad de Liberia fue muy apreciado.

Para ganarse la comidita, le ayudaba a José Vega en el tramo que tenía en el Mercado viejo.  José Vega, conocido como Chepe Vega, lo bautizó con el mote de "Panza".  Este personaje y otros más, fueron "hijos de la calle que la naturaleza engendró"...

 

 

 

 

Ligia

 

Ligia vivió con Margarito Lanza.  Después que éste fallece, se une a un buen hombre, que la llena de ilusiones y amor por la vida.  Le decían "Tino"; de Ligia sólo supe que era oriunda de Mansión de Nicoya.  Con Tino vivió el resto de sus días, en un mundo donde todo a su alrededor era magia para seres que conjugaron con amor cada segundo que pasaba...

Usaron una carreta, que fue el transporte donde el compañero de Ligia la llevaba montada a toda hora del día, sea para trabajar jalando cargas de leña o por pasearla por las callecitas de blanco cascajo de Liberia.  No se necesita de un automóvil BMW, para dar el verdadero amor a su pareja, sencillamente el ingrediente se llama sinceridad y fusionarse el uno con el otro, para disfrutar con lo que tenemos y podemos...  Dios los tenga en sus regazos.

 

 

 

 

José Cardal dita

 

También lo llamaban Josito.

Lo conocí cuando vivía con mis papás en el centro de Liberia, apenas cursaba la escuela.  ¡Bella etapa aquella!

Cardal dita, ya era adulto mayor, de estatura pequeña, de escaso cabello cano, de un caminar muy singular, propio de los de raza enana, tío de Paco Arburola.

Excelente "encalador" de las casitas de adobe de esa época; entre pintada y pintada, sacaba tiempo para decir galanterías, con respeto a las chiquillas que pasaban cerca de él.  ¡Quién sabe cuántas veces, se le derramó el tarro de cal, por distraerse!...

Perteneció a la "banda militar", tocando el instrumento llamado trombón.  No se sabía quién lo manipulaba, pues eran casi del mismo tamaño...

Recuerdo bien, un detalle de su vida demasiado interesante: en ese entonces, no sabíamos qué era un televisor, pero ya este amigo tenía alguna noción, porque hacía con una enorme caja de cartón, el aparato con que según él, a través del uso de diferentes cables de color, lograba "ver", diversidad de ocurrencias y elementos de una manera imaginaria, estupenda creatividad...

 

 

 

 

Don David y su acordeón

 

Lo conocí siendo adulto, era no vidente, gordo.  Tocaba el acordeón, como si fuera de aquellos colombianos ágiles en estos afanes.

Don David, a veces se dejaba acompañar por Marco Vega, sobresaliente guitarrista.

Siempre se le vio desplazarse por las aceras de Liberia con su acordeón, un banquito y diferentes compañías, para hacer su toque musical y de esa forma pedir limosna.

Recuerdo que una mujer bastante joven, se enamoró perdidamente de este hábil acordeonista, a tal punto que se "mancornaron" para sellar así su amor.  Las opiniones en el pueblo, estaban divididas: unos decían que eso era imposible por ser ciego y otros que sí, porque era amor de verdad..., juzgue usted...  De verdad que el amor es ciego...

 

 

 

 

La Chobota

 

 

 

Su nombre de pila Efigenia.

Nació en el barrio Los Ángeles, la crió su abuela Chila.

Vestía con enaguas fruncidas, zapatos cerrados.  De niña la peinaban de colochos.

Disfrutó de su niñez como toda chiquilla de su edad.

Fue víctima de una violación en su adolescencia, quedó preñada; no se supo quién y a la justicia tampoco le interesó averiguar.  A partir de este suceso, se escribe la página negra de su vida.  El hijo que parió, casi de inmediato se lo arrebataron.  Cuentan que fue instruido con mucha ternura.

Efigenia, al saber que no tuvo la oportunidad de criarlo, mostró su mortificación espiritual, chineando una muñeca que ella llamó Victoria.  Su frágil mente, la transformó en una errante de las calles de Liberia, lloviéndole latigazos que la estigmatizaron atrozmente.

 

 

Don Boni

 

Bonifacio.

Bien podemos decir de él, que era un personaje: agradable, cantante, guitarrista y sobre todo tenía el don de parlar para rato...

La guitarra de 10 cuerdas, no era tan barata como algunos pensaban.

Las melodías preferidas de él eran las pasadas de moda.  Al que veía mal parado, le hacía compañía, tocando y cantando temas melancólicos, le daban rápido una moneda, para hacerlo circular, pues dicen que los hacía bostezar, y hasta dormitar por sus aburridas notas...

Aquellos que no lo conocían le daban "pelota", clavando el hacha hasta fastidiarlos.

Sus últimos días los pasó en El Hogar de Anciano de Liberia, Me imagino las serenatas que le daba a los y las pensionadas, en especial a las monjitas...

 

 

 

 

Leiva el Tira Piedras

 

Daniel Leiva Mora.

Sabía un poco de religión, de política, de geografía e historia y también de personajes importantes.

Cada vez que hacía luna llena, en vez de ponerse romántico y lleno de ternura, se transformaba en un personaje eufórico, dándole por tirar piedras y garrotazos a lo loco.

¡Capéese el que pueda!  En ese momento, era difícil entenderle lo que hablaba, pero... ¡gracias a Dios!, siempre había un cristiano que le daba a beber una deliciosa taza de café recién chorreado y... ¡vaya cambio!...

Los muchachos, no tomaban el asunto en serio, más bien cuando lo veían venir decían: -viene el tira piedras... corran... corran...

En resumen, este amigo fue una persona de buen corazón y estudiado, pero también fue un hijo de la calle que la naturaleza engendró...

 

 

 

 

Sambo

 

 

 

Rogelio Angulo, conocido como Sambo.

Hombre bululo, moreno, descalzo, por lo que lideró con gruesos callos en sus pies.  Se le veía día a día muy alegre.

Se distinguió por ser agradable, servicial y pacífico en su comportamiento.

Ponerse a dieta nunca fue su desvelo, comía con un voraz apetito, no necesitó de limón ácido para tener hambre, esta lo acompañaba todo el día, cualquier "melindre" hubiera deseado algo así.

Ayudaba en el trajín a los dueños de tramos del "Mercado viejo de Liberia".

Chepe Vega, propietario del tramito San Martín, de forma generosa lo ponía a jalar las canastas de verduras y frutas y luego lo recompensaba dándole unos "cinquitos"; además le regalaba los bananos más maduritos...

Andaba guerén guerén por toda Liberia, nunca le precisó saber la hora para saciar su panza o para irse a dormir.

Asistía a misa y compraba el "Eco Católico".  Lo leía de una manera muy singular: patas arriba...  De seguro, esas lecturas, lo sacaron de apuro en más de una ocasión, después de darse las comilonas y quedar como la "perra del cura"...

Con frecuencia repetía la siguiente frase: -"la afia, la afia" (la mafia), como si supiera que es la que hoy, maneja los principales poderes del país...  Sobresalió por la pregunta que hacía: -¿Dónde vivís vos ah?, pero él mismo la contestaba: -"en la casa hom..."  Otra frase común de Sambo: "va llorar", y se llevaba la mano derecha a la boca mordiéndola nerviosamente...

 

 

Colaboraron con fotos y leyendas

 

Pablo Quesada Vanegas

 

Marco Vega Cañas

 

Profesor Denis Baltodano León

 

Profesor Luís Vega Martínez

 

Profesora Betty Vega Martínez

 

Profesora Francisca Bustos

 

Profesora Margarita Viales Hernández

 

Profesora Leticia Sánchez Arauz

 

 

Aclaraciones varias

 

Bayunco                 persona rústica

 

Guerén guerén       andar de un lado a otro

 

Chapetón               coqueto

 

Mayate                   pálido

 

Matrero                  traicionero

 

Chécheres              trastos viejos

 

Charvasca              ropa vieja deshilachada

 

Plasta                      caca

 

Leche de burra      aguardiente con agua

 

Hasta el olote         muy embriagado de licor

 

Chichicaste            persona que se enoja con facilidad

 

Pizuica                   demonio

 

Maquinando          planeando alguna maldad

 

Chambón               rudo, tosco

 

Guáscaro                grande, fuerte

 

Sisimique               diablo del llano

 

Sornero                   disimulado

 

Bululo                    gordo

 

Cinquitos               algo de dinero